Barça 1 - Mallorca 0 (8-3-2024)

La magia de Lamine Yamal fulmina al Mallorca
 
Un golazo del joven extremo da un merecido triunfo al Barcelona ante un rival peleón
 
Sudó tinta el Barcelona para ganar al Mallorca y plantarse en los últimos diez partidos de LaLiga con opciones aún de soñar con el título, siempre y cuando el Madrid se deje algún punto. El triunfo azulgrana por lo menos supone presión para el líder. Otra cosa es que, en cuanto a juego y solvencia, dé confianza para recibior al Nápoles. Un golazo de un gran Lamine Yamal desencalló un partido en el que el conjunto barcelonista no estuvo cómodo ante un rival peleón. Gündogan falló un penalti que habría puesto las cosas más fáciles y, a cuatro días de la vuelta de Champions, el Barça temió perder otro jugador pero Raphinha sólo sufrió un golpe.

Al Barça no le valía otra cosa que ganar y eso lo comprendió mejor que nadie Lamine Yamal, que rescató a su equipo del tono anodino que adoptó en muchas fases. En el terreno de las sensaciones para Nápoles, es difícil hacer balance de un partido que el equipo azulgrana solventó pero que en muchas fases se le atravesaba ante un Mallorca férreo.

No pintan del todo bien las cosas, con el centro del campo diezmado sin Pedri y De Jong y con un Gündogan saturado que, en condiciones normales, ante el Mallorca habría descansado. Sí descansó Lewandowski, y ahí llegó la gran sorpresa de la previa: jugó Marc Guiu en punta, por delante de Vitor Roque en la jerarquía exhibida por Xavi. Otra sorpresa fue la ubicación de Raphinha como interior derecho. Corrió mucho, aparecía de repente por la izquierda y estuvo dinámico, pero en el colmo de la desgracia se retiró lesionado.

Vivía el Barcelona dominando en el arranque del partido, aunque sin generar ocasiones. Como es habitual, sucedían cosas cuando entraba en escena Lamine Yamal. Y en esas que surgió del tedio general. Un gran pase vertical del joven extremo hacia Raphinha desembocó en un penalti de Copete, que golpeó el tobillo del brasileño en carrera, accidentalmente, y le hizo caer. El VAR advirtió a Iglesias Villanueva, que lo revisó y pitó la falta máxima, que los defensas baleares ni protestaron. Gündogan falló desde los once metros. El meta detuvo fácilmente su disparo. Y, además, Raphinha acabó pidiendo el cambio minutos después.

Inocuo el Barça arriba, el Mallorca se decidió a inquietar. Muriqi peinó un centro de Morlanes y no llegó Larin por los pelos. Y Cubarsí tapó poco después una llegada peligrosísima de Larin, que había superado por velocidad a Iñigo en la transición, después de una pérdida de Lamine. Y todavía hubo tiempo antes del descanso para un par de intentos del Mallorca, con transiciones ante un Barça poco tenso. Un centro de Darder que peinó Morlanes lo atrapó Ter Stegen, ‘la Araña Naranja’ ayer, y una transición rapidísima de Muriqi acabó con chut al lateral de la red, con reacción de Iñigo, que tapó muy bien el remate.

No aparecía por ningún lado intensidad en el Barcelona. En algún momento aquello se parecía a los últimos minutos de San Mamés y el público comenzó a desesperarse y a pitar, aunque Joao Félix lo había probado con un chut impreciso. Con mayor o menor acierto, pero la entrada de Fermín aportó algo de electricidad y un cabezazo del centrocampista obligó a Rajkovic a lucirse y mandar a córner. Pero el equipo iba perdiendo el norte poco a poco, sin ideas, sin precisión y, por momentos, sin energía para ir a por el partido.

Inició el Barcelona el segundo tiempo con un chut de Joao Félix que se iba envenenando pero que Rajkovic sacó junto al poste, aunque poco a poco los jugadores se fueron desinflando y volvieron las precipitaciones. Muriqi cabeceó al larguero al remate de un balón colgado tras una falta. Era fuera de juego, pero aun así ‘la Araña Naranja’ no había reaccionado. La respuesta, espectacular, llegó de las botas de Lamine, que se sacó de la chistera un pepinazo que se estrelló en el larguero después de que Rajkovic hubiese despejado un centro-chut envenenado de Cancelo.

Cu-cu-Cubarsí, gritaba la afición cada vez que el central le sacaba un balón al peligroso Muriqi, mientras, delante, con la necesidad de marcar, Lamine, bien secundado por Fermín, encendía el partido. Los jóvenes se rebelaban. Una muy buena dejada de Marc Guiu a Gündogan fue rematada sin convicción por el alemán.

Impelido por la necesidad, el banquillo barcelonista dio entrada a Lewandowski y Vitor Roque, que salió con muchas ganas, en lugar de Joao Félix y dejando el centro para el delantero polaco.

Ubicado en la izquierda del ataque, Vitor Roque se aplicó en jugar el balón con energía y, al mismo tiempo, entrar en el área a rematar. Un cabezazo del brasileño a centro de Lewandowski salió fuera, alto, por poco. Pero el mago juega por la derecha y se llama Lamine Yamal. En pleno acoso barcelonista, cazó un balón en la derecha del ataque y, con la izquierda, coló el balón por la escuadra con un disparo magnífico, imparable. Golazo del jovencito.

Sufrió hasta el último suspiro el Barcelona, que acabó defendiendo una última jugada del finalista de Copa, que no se rindió.

Crónica publicada por Joan Poquí, MD.com

 
















































Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es

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