Maldito Barcelona...

Nos hace palpitar pero más nos hace sufrir. Mucho.

Hemos aprendido a admirarlo, a esperar sus partidos casi más que los de nuestros propios clubes. Vivimos elogiándolo, hablando de sus jugadores, de su escuela, de su fútbol, de su filosofía. El Barcelona nos invade en la cotidianeidad, se nos mete en nuestra vida diaria con la misma pasmosa parsimonia con la que demuele al Man Utd en la final de una Champions League o le mete cinco al Real Madrid de Mourinho en una visita guiada por el Camp Nou. Ni nos damos cuenta, pero de repente tenemos a Xavi en nuestro living y a Iniesta picando al vacío en nuestro patio. Ese equipo vive con nosotros. Se retroalimenta a partir de nuestro interés por él.

En facebook debemos elegir que el Barcelona “nos gusta” sólo porque no podemos elegir que nos encanta, que nos enamora, que nos hace suspirar de una manera estrepitosa. Es el amor por el fútbol, hoy simplificado en un amor por el Barça. Porque una cosa y la otra son lo mismo.

En la edición de este mes de El Gráfico, reflejamos las virtudes de este Barça, su dominio aún inacabado de una liga y un continente, su legado para el fútbol mundial en todos los estratos posibles. Es uno de los mejores equipos de todos los tiempos, porque a veces es difícil ser terminante y afirmar lo que en realidad no admite discusión: que es el mejor de siempre.

Festejamos cuando nos enteramos que La Masía había abierto una sucursal en Argentina. Llévense a nuestros talentos, transfórmenlos en fotocopias de Messi, por favor. Nosotros ya no sabemos cómo hacerlo. Ni en Argentina, donde los juveniles dan pena, pero tampoco en México, Brasil o Venezuela. Jugamos a otra cosa.

En México, la camiseta azulgrana se vende más que la del Atlante; quizás también en Argentina más que la de San Lorenzo o en Italia más que la del Genoa y el Bologna juntos. No nos hacen falta los números de ventas. Las vemos por la calle, con total naturalidad. Las vemos en las playas, donde ya les hacen frente a las del fútbol local, con un crecimiento sostenido que se repite en Mar del Plata, en Dakar o en Phuket. Y cuando no son las blaugranas, están las otras, esa paleta monocromática que incluye anaranjadas, amarillas flúo, gris o verde agua. Son todas del Barça. Un equipo al que lo único que le queda por conseguir es la independencia de Catalunya. El resto, lo ha hecho todo.

¿Pero saben qué? Quizás haya llegado seriamente la hora de empezar a odiar al Barcelona. Sí, acaso sea una propuesta demasiado arriesgada; si se quiere, incluso tirana, pero no se me ocurre nada mejor que hacer con este equipo que se transformó en un castigo para todos. Con la lógica excepción de sus propios hinchas, cabe preguntarnos: ¿No estábamos todos mejor hasta antes de sufrir el efecto Barcelona?

Porque también está el Lado B, lo que nos hace sufrir a nosotros, los consumidores de su fútbol, y a sus propios actores. Indirectamente, el Barcelona carga de forma negativa todo lo que toca. Messi no es en Argentina el extraterrestre de más de un gol por partido. Ni de enganche ni de wing, tampoco de centrodelantero. Le falta el resto de su equipo para serlo. Y entonces, se desespera. Y sus hinchas se desesperan con él, por él. No sé qué pensarán los aficionados del Barcelona. Quizás hasta sufran ellos también, a la distancia, por las incontingencias de su niño mimado.

Pero el efecto Barça no termina con el mejor del mundo, al contrario, empieza con él. O acaso nos olvidamos de lo que han criticado a España en el Mundial, por no haber sido el Barcelona. La derrota contra Suiza en el primer partido, el posible desastre ante Paraguay, la sucesión de cerrados 1-0 y su falta de cambio de ritmo hicieron sufrir a Xavi, Iniesta y compañía. Ellos no tenían a Messi. Y España no podía ser como el Barcelona. Sólo el título mundial pudo cubrir los gastos ocasionados en el trayecto. Trayecto como el que cubre Dani Alves en todos los partidos del Barcelona: ¿es un wing? ¿es un lateral? ¿es un avión? No, es un brasileño que cuando se pone la de verdeamarelha, también se desespera. La pelota no le llega igual. Las coberturas de sus compañeros no son las mismas. Tampoco el pressing alto o las devoluciones al vacío. Y entonces, lo vemos ante Venezuela y el twitter explota con mensajes tipo: ¿Pero es este el mismo Dani Alves que juega en el Barcelona? Y la respuesta, como de costumbre, es que no, que esa es una copia borroneada de Alves.

El modelo del Barcelona admite la destrucción de sus piezas cuando no están sometidas a su escudo galáctico (¿se permite usar ese término en un texto que no sea sobre el Real Madrid?), pero también contempla la sanación automática al regresar a casa. O cuántas veces pensamos en que el Messi que les devolvíamos, devastado por las críticas y actuaciones indolentes de las Eliminatorias o el Mundial, sería como una especie de virus informático en el sistema operativo del mejor equipo del mundo. Lo hemos pensado nosotros, lo han pensado en la selección española, en la brasileña o en la camerunesa (Eto’o no pateando aquel penal con Camerún ante Egipto, por ejemplo). “Uy, ahora después de esto, el Barcelona no será igual”. Y sin embargo no, allí siguen, dando cátedra como si nada hubiera pasado, con la moral alta, la cabeza levantada y la pelota pegada al pie.

Guardiola aún no ha decidido irse porque sabe que si cruza esa puerta, comenzará su declive. Podrá ganar títulos en 7 ligas distintas, pero siempre, siempre, le endilgarán cuánto le falta para que su Milan, o su Bayern Munich, o su Manchester United o su Dynamo de Kiev jueguen como aquel Barcelona. Como este Barcelona, que ahora también exporta su know-how. Y ahí va la Roma, decidida entonces a que el técnico del Barcelona B, Luis Enrique, se transforme en el Guardiola de la Serie A. Fichemos a Luis Enrique, entonces. Traigamos, también, a Bojan Krkic. Repliquemos el modelo Barça. Fracasemos estrepitosamente. No lo lograrán. Nadie lo hará.

Y así podríamos seguir, con todos y cada uno de sus integrantes, por separado, convertidos en jugadores mortales, sin los superpoderes que confluyen sólo en un punto del universo, con una camiseta azulgrana y con Guardiola en el banco. Los planetas se alinean sólo en el Camp Nou. El resto es un gran agujero negro que se consume a sí mismo. El Barcelona es el Big Bang. Ni siquiera logramos entenderlo cuando ya cambió de forma y apunta a otra dirección. Estamos a años luz de él y sin embargo nos sentimos tan cerca.

Ahora nos enteramos que mientras todo el mundo intenta imitarlo, sin el menor grado de éxito, Guardiola ya piensa en reformular su módulo y seguir innovando. Sueña con aplicar un 3-4-3 sin perder fidelidad ni resultados. Hoy Pep se sienta a la misma mesa que Steve Jobs. El decide y el mundo corre detrás, para tratar de copiarlo, sin poder hacerlo. Si todo sale bien, a la orquesta catalana se sumará Cesc, quien aprendió la partitura cuando aún no estaba escrita la ópera. Quizás en la próxima temporada, Mascherano nos sorprenda jugando de centrodelantero. O Messi se transforme en el líbero. Y entonces los haremos jugar de lo mismo de este lado del mundo. Y no será lo mismo. Y volveremos a hablar de lo que hacen allá y lo que no hacen acá.

Maldito Barcelona. Nos invade hasta dejarnos insatisfechos con todo lo que antes no habría requerido un juicio tan demoledor. Nos hace creer que el fútbol es simple, que los jugadores pueden ser etéreos, que las defensas más férreas son conos que se derriten durante los partidos.

Maldito Barcelona. Desearía no haberlo visto jugar. Pero después, pienso y digo, no, es imposible desear eso. Como un amor platónico adolescente, se disfruta en el dolor de no tenerlo. De no poder lograrlo. Nunca seremos el Barça.

Maldito Barcelona, cuánto te amo, cuánto te detesto por hacerme sufrir así.

Artículo publicado por Martín Mazur en elgrafico.com (El Gráfico es la revista deportiva más leída en toda Latinoamérica)
.

El Barcelona y los torneos imaginarios...

Mientras monopoliza todos los títulos, el Barça de Guardiola ya juega campeonatos contra el pasado. Esta nota precedió a "Maldito Barcelona", que causó gran impacto en la web.

¿Esperar? ¿Esperar qué cosa? ¿Esperar por qué?

No, a no equivocarse, no hace falta dejar pasar el tiempo para poner al Barcelona de Guardiola en el lugar que se merece. Este equipo es, sin dudas, uno de los mejores de todos los tiempos.

La idea no es entrar en comparaciones que aporten poco, pero lo cierto es que en un videojuego, sería interesante verlo enfrentarse en campeonatos imaginarios contra el Santos de Pelé, el Real Madrid de Di Stefano, el Ajax de Cruyff o el Milan de los holandeses. La sensación, -incomprobable, obviamente-, es que a la larga les ganaría a todos, imponiendo su juego característico. Tocando y buscando espacios. Destruyendo a sus rivales anímicamente. Haciéndolos correr hasta ridiculizarlos, hasta reducirlos a una burda versión de sí mismos.

Sus víctimas en esta temporada fueron muchas, pero los dos peces gordos, el Real Madrid y el Manchester United, seguramente aún tienen pesadillas al recordar esos duelos tan desparejos.

Uno de los grandes méritos del equipo catalán es haberse convertido en un ejemplo que unifica a todas las escuelas de pensamiento futbolístico.

Los hinchas del fútbol lindo tienen toda una vida para enumerar las virtudes de este equipo que jamás desprecia la pelota. Los fanáticos de la preparación física se rinden ante la superioridad atlética que muestran los jugadores respecto de sus rivales, sin resignar el toque ni la posesión de la pelota.

Los más fanáticos del fútbol científico hablan del circuito defensivo perfecto que logra Guardiola, usando a un pivot (Mascherano o Busquets) para insertarse entre los centrales, y liberar a los dos laterales a la vez.

El énfasis por el trabajo defensivo de Pep es innegable, pero también, imperceptible. Ningún equipo que defendiera mal sería capaz de lograr algo si debe custodiar 75 metros de campo con 4 jugadores durante 80 minutos de cada partido. Eso hace el Barcelona, a la perfección, cada semana. Pero por televisión, es la parte que no se ve.

Lo que sí se ve es la rapidísima recuperación de la pelota, los jugadores que se muestran libres permanentemente, las camisetas azulgranas que se multiplican, los pases de primera por huecos imposibles, hasta doblegar al rival.

Se le plantaron de todas las formas posibles, lo fueron a buscar y se le metieron muy atrás. Usaron marcas personales, hombre en zona, tres atrás, cinco atrás, ocho atrás. Y todos terminaron igual. El Barcelona siempre termina haciendo que los partidos parezcan iguales. Y ahí está su gran virtud.

No hay dispositivo táctico ni estrategia rival que impida que Xavi Hernández redondee un promedio de 125 pases por partido. ¡Un promedio, dijimos!

Pero el Barcelona tampoco es que se queda quieto con los méritos adquiridos, sino que la expansión va por más logros. Por eso, el club faro de Catalunya sigue potenciando el desarrollo de talento en su cantera y mirando al mercado para reforzar una formación que parece invencible.

“Es necesario entender álgebra para ganarle a este equipo del Barcelona”, declaró Manolo Preciado, el entrenador del Gijón, sin bromear ni un poquito. Nombramos a Preciado porque fue uno de los que mejor parados salió: perdió 1-0 en el Camp Nou y empató 1-1 en casa.

Pero acaso el aporte más importante de este Dream Team de todos los tiempos sea su impacto en el fútbol a nivel global. Hoy, cuando cualquier equipo, de cualquier liga, logra hacer cuatro pases seguidos, (ni hablar si incluye algún pique al vacío o alguna triangulación en velocidad) la referencia inmediata es pensar en el Barcelona de Guardiola.

Y no se trata de un pensamiento casual: lo cierto es que gracias al Barça hoy hay más equipos, en todo el planeta, que están apostando por este estilo. No todos serán capaces de construir un espacio como La Masía, ni de no claudicar ante las presiones de un resultado sin perder la clase, ni de mantener una filosofía en la cancha y no solo en la dialéctica. Pero por lo menos hay muchos que, gracias al Barcelona y a Guardiola, hoy lo intentan. Es un camino que hasta hace algunos años parecía impensado. Y es el título que Barcelona le ha regalado al fútbol mundial. Los demás, se los queda en sus vitrinas. Y bien merecidos los tiene.

10 : Los títulos que acumula Guardiola en tres años de carrera profesional. Entre ellos, tres ligas y dos Champions.

667: Los pases bien que hizo el Barcelona en la final de Champions League. Tuvo el 63 por ciento de posesión. Postal repetida.

A El Gráfico le gusta:

• La experiencia de ver al Barcelona

• La concentración de Víctor Valdés

• El ida y vuelta constante de Dani Alves

• El arte de defender con espacios de Piqué

• El ejemplo del capitán Puyol

• La recuperación de Abidal

• La nueva polifuncionalidad de Mascherano

• La inteligencia táctica de Sergio Busquets

• El despliegue y la claridad de Xavi

• Los pases bochinescos de Iniesta

• Las joyas de Messi

• Las diagonales de Pedro

• La definición de Villa

• La inserción de Afellay

• Los golazos con etiqueta Barça

• La audacia de Guardiola

Artículo publicado por Martín Mazur en elgrafico.com (El Gráfico es la revista deportiva más leída en toda Latinoamérica)

.

Martes, 26 de Julio de 2011




.

Nueva Junta Directiva

Estimados soci@s:

Tal y como os habíamos informado, el pasado viernes 15 de Julio, se produjo el relevo en la presidencia de la Peña. Tras casi 12 años como presidente de la misma, nuestro compañero, amigo y ahora ya ex-presidente "Choni" cedió el cargo a nuestro también compañero y amigo Pedro, quien ya ejerce como nuevo "Presi" de la P.B.A.

Además también se procedió a la renovación de otros cargos de la Junta Directiva, y así los amigos Mª Manuela Fernández Rodríguez "Marinela" y José Bernardo Mesías Farías "Bernardo" abandonan sus cargos como vicepresidenta y secretario respectivamente tras muchos años de dedicación y trabajo por la Peña. A los dos, un millón de gracias por todo su esfuerzo.

Así, la composición de la nueva Junta Directiva queda de la siguiente manera:

PRESIDENTE: Pedro Luis Varela Bastida, "Pedro"

VICEPRESIDENTE: José Antonio Villa Rodríguez, "Capullo"

SERETARIO: Javier Romero Martínez, "Javi"

TESORERO: José Nicolás Fuciños Pereira, "Nico"

VICETESORERO: Pedro Manuel Espiñeira Leira, "Pedro"

VOCAL: Manuel Antonio Fernández Collazo, "Choni"

VOCAL: Elena Fuentes Yáñez, "Elena"

Estamos seguros de que todos ellos trabajarán duramente para hacer cada día mas conocida la Peña Barcelonista Aresana en el mundo del barcelonismo.

Por último aquí tenéis la foto de "traspaso de poder" entre Choni y Pedro. Un saludo a tod@s y...

¡¡¡VISCA BARÇA!!!

.

El futuro de las Peñas...

En el mundo peñístico se cuece una revolución. El informe Adoria, que lo ha radiografiado por primera vez social y numéricamente, ha sentado las bases de un cambio que, tras el último plenario del Consell Consultiu de Penyes, busca la proximidad de los socios. Antoni Guil, presidente de la Penya de Montmeló y también alcalde la ciudad, es el portavoz del Consell.

¿Hacia dónde van las Penyes?

En el próximo Congrès de Penyes someteremos a debate y a aprobación una serie de propuestas que harán variar el movimiento de Penyes para que en 2013, antes de la renovación del Consell, el cambio sea operativo. Hay cuestiones de fondo, pero también asuntos menores muy importantes como censo, altas, bajas, carnet del penyista, tipología de las actividades, perfil y sobre todo la organización, definir cómo nos queremos asociar y cómo queremos que sea nuetras relación con el club.

¿Por qué este cambio?

Hasta ahora lo que tenemos es un mapa de penyes repartidas en 35 zonas territoriales, cada una de las cuales elige a un miembro del Consell Consultiu mediante un proceso de votación que el club ha implementado y organizado, así ha sido históricamente. Lo que pedimos es que el FC Barcelona reconozca las organizaciones territoriales, algo que hasta ahora no había hecho. Por lo tanto, hay que reestudiar las actuales organizaciones para darles forma, sentido y legalidad sobre todo.

O sea, que toda Penya debe estar asociada y no como ahora.

Sí. A partir de aquí sería obligatorio para las Penyes pertenecer a una organización territorial, cuyo presidente sería la persona que finalmente representase a una zona en el Consell. Esta es una estructura práctica y generada de abajo hacia arriba a base de asociaciones, federaciones o coordinadoras.

Se habla de un soporte de nueva tecnología.

A partir de muy pronto, cada Penya podrá actualizar 'on line' su estado real, cambios, listado de socios, nueva directiva, etc. Esta será otra de las novedades, una intranet propia dentro de la web oficial del club.

¿Y los penyistes?

No sólo hay que identificar a las Penyes sino a los penyistes, es algo vital para el movimiento saber las personas que lo integran a la hora de prestar servicios y de medir la potencialidad de cada penya. Estamos hablando de realizar un censo en condiciones.

¿Cómo?

Mediante el carnet del penyista, pero no a cambio de grandes servicios, sino para que este censo sea serio. Costará dos euros a cargo de la Penya, que decidirá luego si lo cobra o no al penyista. ¿Qué buscamos? Identificar el volumen de nuestro movimiento. Las Penyes dispondrán de un periodo de regularización anual. Así veremos las que siguen activas o si han de quedar en 'stand by' hasta que demuestren si reúnen las condiciones. Habrá, pues, un control.

Sí. Y el fraude será motivo hasta de baja definitiva de una Penya. La que quiera hinchar el censo se enfrentará a la estrecha vigilancia del delegado, del Síndic de les Penyes y a sanciones, incluida la baja.

Según el informe Adoria, ¿cómo ve el socio al mundo peñístico?

Textualmente lo califica de 'folklórico y envejecido'. Yo diría dos cosas, una que es producto sobre todo de un total desconocimiento. Y dos, que es un movimiento dinámico, en transformación, con una gran implantación territorial, que es el ámbito barcelonista que más ha crecido en los últimos años y al que se está apuntando gente joven. Hay muchas Penyes que piensan en clave de renovación. Las Penyes tienen claro su futuro. El Barça de hoy ayuda mucho. Mire, en mi Penya hemos hecho la fiesta de fin de curso. Antes la hubiéramos terminado con 'habaneres' y esta vez se acabó con la actuación de un DJ. Nuestro gran objetivo es darle valor al movimiento de Penyes, a la marca Penyes, y atraer al socio que hoy ni se lo plantea. El sentimiento está ahí, sólo falta convencerlo para integrarse.

¿Autogestión y segmentación?

No. Se trata de que el movimiento tenga una organización reconocida por el club, funcional y autosuficiente.

¿Cómo elevar la marca Penyes?

Seguramente no abriendo Penyes indiscriminadamente y estableciendo unos mínimos más elevados, no de número de socios del Barça solamente, sino por ejemplo de asociados. En una localidad de hasta 2.000 habitantes, ha de haber al menos 30 o 40 penyistas. Este tipo de cuestiones son las que abordaremos en el próximo Congrès de Penyes de agosto. Y desde luego con la participación de los Penyistes en la Trobada.

Entrevista publicada por F. Perearnau | Barcelona 17/07/2011
.

Miércoles, 20 de Julio de 2011




.