Raro es el partido en el que esta calamidad llamada Mateu Lahoz no agrede a la dignidad del colectivo arbitral y el duelo catalán no fue una excepción. Buscando el protagonismo en todo momento, corrió hasta el banquillo azulgrana para abrazarse a Xavi cuando el técnico le recriminaba que no hubiese habido tarjeta para Oliván por cortar con un placaje una contra de Fati, menos de un minuto después de que el joven delantero sí la hubiese visto por un manotazo a Òscar Gil en la protección del balón. Más tarde, ya con el control del choque perdido totalmente por Mateu, amonestó a Ferran Torres por quedarse mirándolo. Después llegó el festival de tarjetas para todo el mundo.
El Barça se estanca
Ansu había comenzado bien, pero se diluyó y sus pérdidas de balón en su duelo con Gil fueron oxígeno para el Espanyol. Tras un inicio de color azulgranísimo, el Barcelona fue cayendo en los trucos de su rival para que el juego no fuese fluido. Un chut de Nico Melamed tras cambio de orientación de Joselu en otra pérdida de Ansu fue el mejor aviso blanquiazul del primer tiempoa un Barça decreciente, solvente en defensa pero sin ideas en el tramo final del campo, a pesar de un chut de Raphinha, desde la frontal que casi se come Álvaro Fernández.
Insistió el Barcelona en su dominio en el segundo tiempo, pero sin la frescura del principio de partido y con la misma falta de lucidez en el tramo final de campo. Le costaba traducir el dominio en ocasiones al Barcelona y el Espanyol veía una ocasión de oro para meterse en el partido.
Revivió, aparentemente, el Barcelona con la entrada de Dembélé y Ferran Torres en las alas en lugar de un Ansu fallón y de un Raphinha muy valioso en trabajo defensivo pero poco lúcido en la finalización de las jugadas. Pero tampoco llegaba el gol y el Espanyol, por su parte, también mejoró con la entrada de Puado en la delantera.
El 'show' de Mateu
El Barcelona jugaba con fuego, al llegar a los últimos veinte minutos con un solo gol de ventaja, y así llegó un penalti de Marcos Alonso por un pisotón a Joselu cuando todos estaban mirando un balón alto en el área del Barcelona. El propio Joselu transformó el penalti. Y sin apenas tiempo para reaccionar, el Barcelona se quedó con diez. Empatado el partido, Mateu Lahoz sacó todo su arsenal: tarjetas para Vini del Espanyol y para Jordi Alba, que poco después veía la segunda, no se sabe muy bien por qué. Y, casi a continuación, segunda tarjeta a Vini de Souza y a Cabrera, por una patada a Lewandowski en la cabeza estando el polaco en el suelo. ¡Para perdonársela después de revisar el VAR!
Salvó Álvaro sobre la línea un cabezazo de Christensen a la salida de un córner y un remate de Lewandowski. Balde puso energía extra al Barcelona y el equipo azulgrana fue a por el 2-1 en diez minutos finales pletóricos de ritmo e intención. A buenas horas mangas verdes. Puado fue a cazar a Dembélé por detrás y sólo vio amarilla. El Barça no llegó a tiempo para volver a tomar ventaja. Había reaccionado demasiado tarde.
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