Lamine Yamal impulsa al campeón hacia su trono
En el once inicial de Flick, una alineación que se esperaba con muchas incógnitas, Dro fue la sensación, dando rotación a Olmo. El joven mediapunta, que se ganó la confianza de Flick en la pretemporada, jugó entre líneas, en medio de ese bosque de piernas donostiarras. Buscó en ocasiones progresar con su cambio de ritmo y jugaba siempre rápido, pero el contexto de partido no era el más adecuado. Muchas rotaciones tras el partido del jueves y con el PSG a la vista, con el regreso de Lamine Yamal, Balón de Oro in pectore, aplazado para el segundo tiempo.
No concedía muchas ocasiones la Real. La mejor, ante un remate de Rashford tras un saque de esquina de Roony que De Jong, en jugada de pizarra, prolongó con una gran asistencia al inglés, cuyo remate obtuvo la respuesta de un paradón de Remiro. Después de sendos avisos de Araujo, de lejos, y de Lewandowski, sin ángulo, la Real obtuvo un premio excesivo a su planteamiento: un pase de Guedes a la izquierda, ante la pasividad de la defensa, llegó a Barrenetxea, que centró para la llegada, solo, de Odriozola, que marcó a placer.
Tras el 0-1, totalmente inmerecido después de que el Barça encerrase a la Real, llegó el festival Remiro, en plan Arkonada. Mano salvadora en un centro de Koudé que Zubeldia casi convierte en autogol; el remate, demoledor, de Pedri, fue salvado por el propio Zubeldia bajo palos; y otra mano increíble a un zurdazo de Roony desde la derecha tras centrar, una vez más, a Aihen.
Remate a remate, el Barcelona iba madurando el partido y el empate llegó en una segunda jugada después de un córner en el que Koundé había sido agredido. El propio francés remató un centro maravilloso y medido de Rashford. Se hacía justicia.
Incierto el resultado y el ataque al liderato, había que mover el banquillo tras el descanso y le tocó a Dro, al que el desarrollo de partido no había beneficiado, con un Barcelona sin espacios por los que transitar. Un ligero regusto amargo tras el subidón de su debut oficial.
Salió la Real con otro talante en la segunda parte y amenazó con un centro de Aihen que no encontró rematador por los pelos. Poco a poco el equipo de Flick volvió a encerrar a la Real en cuanto Pedri, que incluso probó a Remiro desde lejos, cogió el timón. Al mismo tiempo, el plan de partido de Sergio Francisco, técnico de la Real, contemplaba salir de la cueva tras resistir casi una hora y puso talento: Sergio Gómez y Kubo.
Inmediatamente, entró Lamine Yamal. A la primera, atacó a Sergio Gómez, le rompió la cintura y centró para que Lewandowski, que para eso está, rematase de cabeza en el segundo palo a gol. 2-1 y, de repente, otro partido, con una internada de Oyarzabal con remate que Szczesny desvió a córner con los dedos. La Real quiso resucitar y se puso a jugar.
Más paradas salvadores de Remiro, esta vez a chut de Rashford. En el rechace evitó el remate de Lewandowski. El meta mantuvo durante todo el partido a la Real y paró un chut de Dani Olmo.
Otra vez pudo la Real poner el miedo en el cuerpo a Montjuïc tras un error muy grave de koundé, que perdió el balón y dejó solo a Brais. La jugada acabó en tiro al travesaño. Y la jugada posterior, iniciada por Lamine Yamal, acabó en tiro también al larguero de Lewandowski. Caleta-Car salvó el remate posterior del polaco. Sufrimiento hasta el final, incluido un gol anulado a Lamine Yamal.
Crónica publicada por Joan Poquí, MD.com
Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es
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