Liverpool 4 - Barça 0 (Vuelta Semifinales Champions League) (7-5-2019)


Nueva debacle europea del Barça y adiós a la Champions

El Liverpool fue superior de principio a fin y arrolló a los azulgrana en otra noche negra

Se repitió la historia de Roma y el Barça se quedó sin final de Champions. Debacle inexplicable de los azulgrana ante un Liverpool que fue superior de principio a fin y que arrolló a un Barça que asistió impotente a una de las mayores humillaciones de su historia. Pese a los avisos en la previa tras lo sucedido hace un año, los azulgrana cayeron con estrépito y se quedan sin final y sin triplete. Dos goles de Origi y otros dos de Winjaldum obraron el milagro ‘red’ y convirtieron el sueño barcelonista en una nueva pesadilla.

Apostó Valverde de salida por el mismo once del Camp Nou, con Sergi Roberto en lateral, Arturo Vidal en medio y Coutinho arriba en un presunto 4-3-3 que a la práctica se convertía en un 4-4-2 en el que el brasileño completaba el centro del campo. Y el guión del partido recordó en exceso al de la primera parte en el Camp Nou, ya que los azulgrana sufrían corriendo tras el balón y a causa del asedio constante del Liverpool.

Quería Klopp que Anfield marcara el primer gol y así fue. Salieron los azulgrana, nerviosos, temerosos y un punto asustados. Un error de Alba nada más empezar el partido propició el primer gol del Liverpool. El lateral azulgrana le cedió el balón a Mané, que asistió a Henderson. Ter Stegen detuvo el disparo del capitán ‘red’, pero Origi cazó el rechace y marcó el 1-0. Sólo habían pasado seis minutos y el Liverpool ya ganaba.

El Barça no estaba cómodo y el gol dejó a los azulgrana aún más aturdidos. En los primeros compases de partido el Barça no parecía el Barça, perdía demasiados balones, abusaba del balonazo largo y se fatigaba en exceso persiguiendo a los jugadores del Liverpool. El único que parecía a gusto en el fragor de la batalla era un Arturo Vidal que sostuvo el equipo en los momentos más delicados.

Aunque el Liverpool seguía atacando a ráfagas y haciendo sufrir a los azulgrana, con el paso de los minutos el Barça recuperó el aliento e incluso dispuso de ocasiones más claras que los ingleses para marcar. A Messi le sobró un regate cuando ya se cantaba el gol y Alisson detuvo un disparo de Coutinho. Un par de sustos para avisar al Liverpool, pero no bastaron para aplacar el ímpetu ‘red’.

Los ingleses seguían atacando una y otra vez, aunque en la única ocasión clara Ter Stegen desvió el lanzamiento de Henderson. No había control ninguno y el Barça había caído en el juego que quería el Liverpool, de una portería a la otra. En ese intercambio de golpes, a punto estuvieron de marcar Messi al filo del descanso y Jordi Alba en la última jugada de la primera parte.

La tónica del partido no varió tras el descanso. Suárez y Van Dijk tuvieron una clara ocasión en cada portería que desbarataron Alisson y Ter Stegen. Y entonces llegó el descalabro azulgrana. En apenas tres minutos Wijnaldum, que acababa de entrar, marcó dos goles, igualó la eliminatoria y despertó al fantasma de Roma. El primer gol llegó tras un nuevo despiste de Alba y en el segundo se anticipó de cabeza a la zaga barcelonista.

Quedaba media por delante y el Liverpool había hecho lo más difícil. Valverde reaccionó dando entrada a Semedo y mandó al banco a un inoperante Coutinho. La remontada había dejado muy tocados a los azulgrana y parecía más cerca el cuarto del Liverpool que el gol tranquilizador del Barça. Lo probó Messi de falta, esta vez sin fortuna, y poco después topó con Alisson tras una buena combinación con Rakitic.

Cuando parecía que el Barça recuperaba algo de control tras la entrada de Semedo y Arthur, Origi se anticipó de nuevo a la zaga azulgrana en un córner y superó a Ter Stegen ante la inexplicable pasividad de los jugadores barcelonistas. Estalló Anfield de alegría y se derrumbaron los azulgrana, paralizados, incapaces de reaccionar ante un rival que les estaba pasando por encima. Se repetía la pesadilla de Roma, igual que las abultadas derrotas en París o Turín. El cuarto gol fue la viva imagen de la impotencia.

Quedaban pocos minutos, pero no había síntomas de reacción entre los azulgrana, que atacaban más con el corazón que con la cabeza. El tiempo se agotó sin ni siquiera generar al menos una ocasión clara que permitiera soñar con un nuevo ‘Iniestazo’. El Liverpool, con todo merecimiento, estará en la final del Wanda.

Crónica publicada por Edu Polo, MD.com









































































Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es

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