Granada 0 - Barça 3 (14-05-2016)


¡¡¡Barça, campeón a lo grande!!!

El Barça ganó con autoridad en Granada adjudicándose la segunda Liga de la etapa Luis Enrique y la sexta en ocho años

La etapa de Luis Enrique ya tiene su segunda Liga. Dos en dos años. Seis de las últimas ocho. Con un fútbol que marca tendencia, incontenible ofensivamente, con suficiencia y autoridad, el Barça se ha proclamado en Granada campeón de Liga, alargando un reinado y una hegemonía que nadie puede cuestionar. Ha tenido que ser Luis Suárez quien firmara el acta (0-3) de equipo con un fútbol superdotado. El uruguayo ha firmado un ‘hat trick’ en un sprint final liguero inspirado, de crack fuera de lo común. Estelar. Su último gol ‘made in tridente’.

Malgastó una ventaja de una docena de puntos por un bajón del que aún hoy no hay explicación, es cierto, pero la plantilla azulgrana nunca ha perdido el hambre de títulos ni el renglón de su propia historia. Los azulgrana han rematado el título pasando por encima de un Granada frágil y desestructurado, con la mente más en las vacaciones que en el césped. No hubo tiempo para el suspense. El Barça no lo merecía.

Los azulgrana han jugado hoy dos partidos. El de Los Cármenes y el que, por el móvil-transistor de un utillero, se disputaba en Riazor. La consigna de Luis Enrique era pensar solo en ganar, no mirar más allá de la portería rival, pero alguna mirada furtiva se escapaba hacia el banquillo. Una guerra de nervios de la que los azulgrana salieron bien parados pronto, a pesar de los goles que atronaban los madridistas.

Con la salvación grabada en el carnet de identidad, el Granada quedó sometido a la sobrecogedora suficiencia azulgrana, al convencimiento de ser campeones. Aguantó una veintena de minutos, con el juego inclinándose hacia la izquierda. Suelto y enchufado, Neymar encontró en Lombán el salvoconducto hacia el título. Con el run run en la grada celebrando o maldiciendo el primer tanto del Madrid a los diez minutos, el Barça fue cocinando su éxito final.

Era cuestión de inocular pronto su veneno y dejar que su presa fuera rindiéndose poco a poco hasta terminar ajusticiándola. Y así fue. Fueron cuestión de pocos minutos después. Iniesta ideó, Alba se apresuró con su pase en vertical, Neymar centró y Luis Suárez remató. El camino estaba despejado con autoridad., con madurez. . El tanto descompuso tanto al técnico local, que ordenó el cambio de laterales y de bandas. Lombán huyó del territorio del brasileño y se refugió en la derecha. Tampoco tuvo suerte.

El teletipo de la grada cantaba el segundo del Madrid, pero daba igual.. El Barça era dueño del campeonato. Luis Suárez había desprecintado el marcador y quería repetir. En estas situaciones límite poco importan las maneras. lo esencial es que el gatillo dispare. El suyo estaba bien engrasado. Un desplazamiento largo de Mascherano, un centro apurado de Alves y cabezazo de nuevo de Luis Suárez. Reventando la red y, a la vez, las redes sociales. Pura artesanía.

Como no andaba angustiado por la necesidad, el Granada dejó de ser rival. Jugaba a espasmos, destensado. Se aburguesó pensando que era de Primera y le daba igual los maletines, si es que los hubo, o las primas a terceros. El desgaste de la temporada les había dejado sin gasolina en la reserva. La segunda parte trajo la segunda victoria del día. CR7 se quedaba en el vestuario y Luis Suárez reinaba definitivamente en el Pichichi y la Bota de Oro con sus 39 tantos.

Era solo cuestión de administrar la alegría, la adrenalina, la euforia. Con cabeza. El Real Madrid sabía que ya no podían ser campeones. Florentino iba mirando su móvil buscando alguna noticia esperanzadora que no llegó. El Barça atrapó el balón y no lo soltó. Lo fue tocando, con parsimonia, generando ocasiones. Hasta el final.

Lo único que animaba el cotarro era alguna tangana de quien parece jugarse más. Sin prestar atención a un Mascherano tendido en el suelo, Cuenca hilvanó una jugada y una asistencia que acabó fuera y con la totalidad del equipo rondeándole. Hubo empujones pero nada más. Todo se resumía al discurrir del reloj, a que los minutos fueron cayendo, cayendo. Ya no importaba lo que pasaba en Riazor. El Madrid volvía ha fracasado. No podía tener mejor final. Luis Suárez certifció el campeonato con un hat trik que llevaba la firma del tridente. Messi-Neymar y el uruguayo.

Crónica publicada por Gabriel Sans, MD.com






























































Fuente fotos: www.mundodeportivo.com, www.laopiniondemalaga.es y www.marca.com
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