Rampa hacia el título dispuesta para el Barcelona. El conjunto azulgrana cumplió en el Camp Nou. Ganó al Sevilla y aprovechó el tropezón del Madrid en Palma para situar su ventaja ya en los ocho puntos. En los últimos once partidos, el líder ha sacado otros tantos puntos al Madrid: estaba tres puntos por detrás en la jornada 9 y ahora está ocho por delante en la jornada 20. La tendencia es clarísima. Para cumplir el pronóstico ante un Sevilla desangelado, sin argumentos, estuvo cerca de una hora picando piedra. Abrió la lata Jordi Alba, marcó el segundo Gavi a pase de un Raphinha reivindicativo y el propio extremo brasileño cerró el marcador.
El Barcelona encaró el partido plenamente consciente de la oportunidad que representaba el patinazo madridista en Palma. Tal vez esa necesidad de ganar atenazó al conjunto de Xavi y le restó frescura. Lo cierto es que el Barcelona dominó, tuvo el balón y situó el juego en los alrededores del área de Bono desde el principio, pero durante muchos minutos lo hizo con un fútbol romo, sin ‘punch’, que creaba pocas ocasiones de gol ante un Sevilla firme, pero bien situado y poco más. Hasta que, en el segundo tiempo, jugadores poco protagonistas como Kessie o Raphinha lo desatascaron, con un gran Jordi Alba.
Sin duda, triunfo muy valioso que, sin embargo, no pasará a la historia por su brillantez. Tocaba el partido hosco para cerrar la semana sevillana y así fue. Ante un rival muy cerrado, que no encontró fuerzas para inquietar a Ter Stegen, al Barcelona le costaba encontrar la chispa que encendiese la luz. El Barcelona picó piedra, dominó y buscó la luz hasta que ésta se encendió.
Lesión del capitán
Sergio Busquets participó en el saludo protocolario con Rakitic y en el sorteo de campos y comenzó el partido, pero al tercer minuto un pisotón involuntario de En-Nesyri en la disputa de un balón derivó en torcedura de tobillo (probable esguince) y obligó a Xavi a un cambio muy prematuro del plan de partido. Kessie fue el elegido por el técnico para reemplezar al capitán. Frenkie se situó como medio centro y el marfileño, como interior. Casi al descanso, Rakitic no lesionó a Araujo de milagro con una entrada con los tacos al tobillo que sólo le supuso la tarjeta amarilla.
El Sevilla no cambió. Con Busi enfrente, sin Busi e incluso probablemente aunque hubiese bajado el Espíritu Santo a jugar con ellos, los de Sampaoli habrían salido igual: encerrados en su zona, dispuestos a negarle los espacios al Barcelona. El plan: proteger a Bono, con la esperanza de que mantuviese el aura mágica del Mundial y a la espera de que de algún modo en algún balón largo sonase la flauta.
No sonaba la flauta sevillista, pero Bono sí tomó la senda qatarí, cuando desvió con la punta de los dedos un chut venenoso de Lewandowski desde la frontal del área. El Barcelona, con Raphinha y Alba por las alas, con 3-4-3 en ataque y mucha gente por dentro, movió el balón con cierta soltura y puso a prueba al meta marroquí, que había salido a pies del polaco en un mano a mano y entre el meta y Gudelj desviaron a córner. A la salida, cabezazo fuera de Araujo.
Tras una fase de dominio del Barcelona con pocas ocasiones, el Sevilla comenzó a tomar aire y avanzar líneas pasada la media hora, con recuperaciones de balón en la zona ancha de la cuenta y acercamientos al área de Ter Stegen que crearon algún momento de angustia a la zaga azulgrana. Ahí los jugadores sevillistas, con Oliver Torres creando problemas por la derecha, toparon con la muralla insuperable que forman Koundé, Araujo y Christensen. Una salida de balón espectacular de Koundé, en una acción sin final fructífero por una mala decisión de Lewandowski, acabó con esta fase de respiro sevillista.
Inquietaba todavía poco el Barcelona en la primera fase de la segunda parte cuando unos insospechados protagonistas gestaron el gol que abría la lata: pase de Christensen al área, control y pase con el reverso del pie de espaldas de Kessie al espacio, para la llegada de Jordi Alba, que se presentó y cruzó el balón lejos del alcance de Bono. Asistencia de Kessie, protegonsiat forzoso tras la lesión de Busquets, y gol de Alba en su primera acción notable en ataque.
También el segundo gol llegó en una acción singular. Gran pase de Koundé, uno más, por banda a Raphinha, que entró en el área, sentó a Rekik y asistió al área pequeña, con la zaga andaluza totalmente descolocada, donde apareció Gavi, completamente solo, para empujar el balón a la red.
Sin energías antes de los goles y ya sin esperanza alguna de que su plan, si es que había alguno, fructificase, el Sevilla no fue capaz de atisbar una reacción, mientras Raphinha, espoleado por su gran acción personal en el 2-0, jugaba sus mejores minutos como jugador azulgrana. Tras generar una falta que Lewandowski casi aprovecha para marcar, marcó el tercero tras una asistencia de Jordi Alba tras recibir de Frenkie de Jong.
Crónica publicada por Joan Poquí, MD.com
Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es
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