0-8: El Barça golea a domicilio a un impotente Almería
El Almería saltó al césped con las ganas propias de quién sabe que se va a enfrentar a un hueso duro de roer. Pocas eran las posibilidades, pero Guardiola ya había asegurado en rueda de prensa que Lillo era uno de los entrenadores que siempre le planteaba problemas. Aún así, este no sería uno de ellos. Durante los primeros minutos del encuentro se pudo ver casi todo lo que los almerienses harían en un partido de idas y venidas. Piatti, quién protagonizó las ocasiones más claras para su equipo, enviaba el balón a las manos de un Valdés, cuya tranquilidad estuvo presente en todo momento.
Lillo en la cuerda floja
A partir de ese momento, el partido cambió. Cuando los más optimistas veían que el Almería podía dar el susto, Messi se sacaba de la manga un zurdazo tras una pared con Villa en la frontal del área y abría la lata de goles. Dos minutos después, y aún sin haberse recuperado del primer tanto, Iniesta se internaba por el lateral izquierdo, aprovechando un mal rechace de la defensa almeriense. El Barça conseguía una clara ventaja atajando el embiste inicial. Pero los locales aún tenían fuerzas para dar la vuelta al resultado. Piatti, lo volvía a intentar rematando, de nuevo, directamente a las manos de Valdés. Pero la puntilla a tal situación vino en el minuto 26 cuando, Santi Acasiete, al intentar despejar el balón que había centrado Maxwell, enviaba el esférico al fondo de la portería de un Diego Alves muy castigado esta tarde. La cabeza de Juanma Lillo pendía de un hilo.
Agonía sin fin
Por su parte, el Barça no quitaba el pie del acelerador e insistía en sus ataques a la porterái rival con jugadas combinadas que no llegaban a nada. Pero un nuevo jarro de agua fría caía en el estadio de los Juegos del Mediterráneo. Fontás, que sustituía a Piqué en este partido, daba un excelente pase largo a un Pedro que superaba a Alves, marcando a portería vacía. El público caía en un silencio acusador sin creer lo que veía. Pero la agonía no había acabado. Dos minutos después veían cómo Messi marcaba su gol número 100 en la Liga tras recoger el rechace de Alves. El partido, más que sentenciado, llegaba al descanso.
Messi, momentáneo pichichi
La segunda parte empezó tal y como había acabado. Se podía pensar que el Almería querría reparar su orgullo, pero no tenía ni las fuerzas suficientes como para parar aquél arrollador ataque azulgrana. La única pincelada fue la fallida vaselina de Piatti que intentó sorprender a Valdés a los 57 minutos. A partir de ahí el partido fue enteramente culé. Bojan, que había salido por Pedro, marcaba a los 62 minutos con un toque sutil. No iba a ser el único gol del de Linyola quién aprovechó con creces el buen ritmo del partido. Cinco minutos después Villa, el único delantero que se quedó sin marcar, disparaba desde lejos, el balón lo despejaba Alves y Messi, muy listo, lograba anotar el séptimo gol de la noche. A esas horas se convertía en pichichi con 13 goles a expensas de lo que hiciera Cristiano Ronaldo ante el Athletic de Bilbao.
Igualan la máxima goleada del club a domicilio
El Almería ya no podía hacer más de lo que hacía y se limitaba a correr detrás del balón. Aún así, Messi con un contragolpe, esperó generoso a que Bojan se quedase sin marcador para asistirle y así que anotara el octavo. El Barça igualaba su máxima goleada a domicilio cuando humilló a Las Palmas durante los años cincuenta. De aquí al final del partido poco más se puede decir. El Almería miraba deseoso a que el partido acabara, mientras que los azulgranas seguían a lo suyo. Los de Guardiola cerraban la goleada de la jornada ante un Almería demasiado castigado y cuya fuerza inicial se fue apagando durante la primera parte.
Crónica publicada por Monica Mata (MD.es) - 21/11/2010 07:00
El Almería saltó al césped con las ganas propias de quién sabe que se va a enfrentar a un hueso duro de roer. Pocas eran las posibilidades, pero Guardiola ya había asegurado en rueda de prensa que Lillo era uno de los entrenadores que siempre le planteaba problemas. Aún así, este no sería uno de ellos. Durante los primeros minutos del encuentro se pudo ver casi todo lo que los almerienses harían en un partido de idas y venidas. Piatti, quién protagonizó las ocasiones más claras para su equipo, enviaba el balón a las manos de un Valdés, cuya tranquilidad estuvo presente en todo momento.
Lillo en la cuerda floja
A partir de ese momento, el partido cambió. Cuando los más optimistas veían que el Almería podía dar el susto, Messi se sacaba de la manga un zurdazo tras una pared con Villa en la frontal del área y abría la lata de goles. Dos minutos después, y aún sin haberse recuperado del primer tanto, Iniesta se internaba por el lateral izquierdo, aprovechando un mal rechace de la defensa almeriense. El Barça conseguía una clara ventaja atajando el embiste inicial. Pero los locales aún tenían fuerzas para dar la vuelta al resultado. Piatti, lo volvía a intentar rematando, de nuevo, directamente a las manos de Valdés. Pero la puntilla a tal situación vino en el minuto 26 cuando, Santi Acasiete, al intentar despejar el balón que había centrado Maxwell, enviaba el esférico al fondo de la portería de un Diego Alves muy castigado esta tarde. La cabeza de Juanma Lillo pendía de un hilo.
Agonía sin fin
Por su parte, el Barça no quitaba el pie del acelerador e insistía en sus ataques a la porterái rival con jugadas combinadas que no llegaban a nada. Pero un nuevo jarro de agua fría caía en el estadio de los Juegos del Mediterráneo. Fontás, que sustituía a Piqué en este partido, daba un excelente pase largo a un Pedro que superaba a Alves, marcando a portería vacía. El público caía en un silencio acusador sin creer lo que veía. Pero la agonía no había acabado. Dos minutos después veían cómo Messi marcaba su gol número 100 en la Liga tras recoger el rechace de Alves. El partido, más que sentenciado, llegaba al descanso.
Messi, momentáneo pichichi
La segunda parte empezó tal y como había acabado. Se podía pensar que el Almería querría reparar su orgullo, pero no tenía ni las fuerzas suficientes como para parar aquél arrollador ataque azulgrana. La única pincelada fue la fallida vaselina de Piatti que intentó sorprender a Valdés a los 57 minutos. A partir de ahí el partido fue enteramente culé. Bojan, que había salido por Pedro, marcaba a los 62 minutos con un toque sutil. No iba a ser el único gol del de Linyola quién aprovechó con creces el buen ritmo del partido. Cinco minutos después Villa, el único delantero que se quedó sin marcar, disparaba desde lejos, el balón lo despejaba Alves y Messi, muy listo, lograba anotar el séptimo gol de la noche. A esas horas se convertía en pichichi con 13 goles a expensas de lo que hiciera Cristiano Ronaldo ante el Athletic de Bilbao.
Igualan la máxima goleada del club a domicilio
El Almería ya no podía hacer más de lo que hacía y se limitaba a correr detrás del balón. Aún así, Messi con un contragolpe, esperó generoso a que Bojan se quedase sin marcador para asistirle y así que anotara el octavo. El Barça igualaba su máxima goleada a domicilio cuando humilló a Las Palmas durante los años cincuenta. De aquí al final del partido poco más se puede decir. El Almería miraba deseoso a que el partido acabara, mientras que los azulgranas seguían a lo suyo. Los de Guardiola cerraban la goleada de la jornada ante un Almería demasiado castigado y cuya fuerza inicial se fue apagando durante la primera parte.
Crónica publicada por Monica Mata (MD.es) - 21/11/2010 07:00
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