Un temprano golazo de Dembélé abrió todas las posibilidades, Ter Stegen hizo justicia al detener un penalti más que dudoso y Piqué forzó la prórroga in extremis antes de lesionarse y convertirse en héroe en la prórroga, donde decidió Braithwaite
¡Mágico, maravilloso e inolvidable! La primera gran noche mágica del Barça de Koeman fue también la noche de la primera remontada silenciosa de la historia del Camp Nou. El Barça remontó el 2-0 del Sevilla con un gol agónico en el minuto 94, de Piqué, y resolvió con el decisivo, de Braithwaite, en la prórroga. Sin el aliento del público, se dieron cita los otros ingredientes habituales en una remontada: gol temprano, que fue obra de Dembélé; épica, al forzar la prórroga Piqué en el último suspiro y después de que Ter Stegen hubiese detenido un penalti a Ocampos; una prórroga intensa, en la que un Sevilla con diez, por expulsión de Fernando por doble tarjeta, trató de hacer a la desesperada lo que no había hecho en noventa minutos; y sufrimiento en la segunda parte del tiempo extra, sobre todo después de que Piqué, elevado a la condición de héroe, aguantase en el campo, en la prórroga, pese a que se había lesionado la rodilla lesionada. Legendario Gerard. Y legendario Koeman.
El Barça exhibió ganas desde el primer momento: juego trepidante, con intensidad, potencia y llegadas arriba. Con el mismo dibujo que resultó exitoso en Sevilla en el partido liguero, salió a por lo que necesitaba en la eliminatoria: goles. El Sevilla, por su parte, mejoró respecto al de cuatro días antes. Jugaron, además, sus dos piezas dudosas: el lateral Acuña jugó de inició y el extremo Ocampos, en el tramo final, en busca de mayor frescura. Ocampos encaró a un Mingueza cuyo despliegue fue enorme en todo momento. Pese a ese paso adelante del conjunto sevillista, en todo el primer tiempo los de Lopetegui apenas tuvieron dos llegadas. Y poco más en el segundo, aparte del penalti.
De buenas a primeras se vio muy claro que el Barça pretendía jugar el tercer tiempo de su gran partido del pasado sábado en el Pizjuán, no en Copa sino en LaLiga. Había que remontar un 2-0, un marcador que obliga a no encajar gol si no se quiere que la misión se convierta en imposible. Dembéle, en esa posición de punta de lanza que le ha encontrado Koeman en su 3-5-2, fue de nuevo protagonista.
Dembélé: una, dos y tres
En llegadas de Sergiño Dest desde la derecha, Dembélé se durmió cuando tenía un remate relativamente sencillo y después chutó alto tras pase de Pedri. Tras un chut (¡¡¡desde fuera del área!!!) de Sergio Busquets que atrapó el meta, a la tercera que tuvo Dembélé se sacó de su chistera de mago un auténtico golazo.
El delantero francés recibió tras un slalom de Messi, aguantó, encaró a Koundé y, aparentemente, s e batió en retirada. Retrocedió, salió del área para ganar metros y, con la zaga sevillista bien plantada, armó la pierna derecha y lanzó un disparo potentísimo que entró en la portería por la mismísima escuadra.
El Sevilla, tras un inicio acobardado en el que había visto cómo el Barça se había avanzado y creado ocasiones, respiró después durante unos minutos y se acercó a la portería de Ter Stegen en un pase de Jordán al que De Jong no llegó por poco. Pero el Barça, con un ritmo endiablado y una presión brutal, había vuelto a empujar a los de Lopetegui hacia su portería.
El Barça siguió dominando tras el descanso, pero entró en un modo más prudente tras el gran despliegue físico del primer tiempo. Consciente de que un gol del Sevilla lo decidía todo, el conjunto azulgrana controló los intentos del Sevilla, que puso a En-Nesiry en punta contra Piqué cuando marchó un De Jong (Luuk) desacertado.
Después de que Jordi Alba mandase una volea espectacular al larguero a centro de Dembélé, llegó una jugada clave: En-Nesyri encaró a Piqué y abrió a Ocampos, que encaró a Mingueza, chocó contra él y dio a Sánchez Martínez motivos para hacer lo que se moría por hacer: pitar penalti, mientras Ocampos, en el suelo, celebrase la decisión. Ter Stegen le detuvo el lanzamiento y dio una vida extra al Barça para el arreón final.
Con la entrada de Griezmann e Ilaix, Junior por un Mingueza con tarjeta y más tarde Trincao y Braithwaite, el Barça fue a por todo: encerró al Sevilla, pero tuvo problemas para rematar. Piqué, colocado como ‘nueve’, remató de cabeza después de que Ocampos, el mismo del penalti, rechazase un remate con la mano. Nada, jueguen.
Desenlace de infarto
Los cambios de Koeman iban a resultar decisivos. Cuando el tiempo acababa y el Sevilla ya se relamía, Fernando hizo una entrada por detrás a Messi y vio la segunda tarjeta. La falta acabó en córner y, tras una serie de ataques y rechaces, un centro de Griezmann fue rematado a gol por Piqué.
Junior, de procedencia bética, y Griezmann casi adelantan a los azulgranas al inicio de la prórroga. Fue Braithwaite el encargado de hacerlo, con un remate de cabeza impecable a centro de Jordi Alba.
El Sevilla, con una pérdida de nervios absoluta, pidió falta en una mano involuntaria de Lenglet que el VAR revisó. No revisó, en cambio, una doble agresión de Diego Carlos a Braithwaite en el área.
El Barça aguantó con todo, incluso Ter Stegen tuvo que detener un balón. Y Messi e Ilaix acabaron en el córner. ¡A la final!
Crónica publicada por Joan Poquí, MD.com
Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es
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