Barça 4 - Betis 0 (30-12-2015)


El arte de ganar es azulgrana

Réplica contundente del Barça a un Betis que jugó muy sucio con la complicidad del árbitro

Cuando se abrió el marcador, con un penalti increíble, el líder arrolló sin discusión

El pasillo inicial del Betis al campeón del Mundo, un detalle plausible sin duda, sólo era una trampa. No hubo nada amistoso en la actitud casi bochornosa de los béticos en su intención, rozando la violenta, de romper al Barça por la única vía del antifúbol. En vano, afortunadamente, porque el líder replicó con sus recursos de siempre, esperar su momento y decidir en cuestión de minutos.

A Pep Mel lo podrían haber expulsado antes sólo por cómo planteó el partido a base de patadas, juego sucio, provocaciones y los peores recursos, completamente ajenos al fútbol, a ver si la generosa y recurrente permisividad de los arbitrajes contra el Barça daba para impedirle jugar y evitarse la goleada. Mel se sabía evidentemente inferior y trató de afear el partido todo lo que pudo, un objetivo que había conseguido en el tiempo récord de tres minutos, del cero al tres, periodo en el que tres de sus hombres, Molinero, Cejudo y Potros, debieron ver amarilla cuando menos e incluso la roja aplicando el reglamento con un poco de rigor.

La propuesta blanquiverde en esos términos bélicos sólo podía ser la obra de un entrenador de corazón blanco y un desviado sentido del fútbol, del espectáculo y de la deportividad. Los disgustos, sin embargo, se los acabó llevando el Betis por esa caprichosa forma en la que el fútbol ejerce su propia justicia, pues antes del descanso el ejército de Mel había sufrido dos bajas por lesión y encajado tres de goles. En realidad debió ser mucho peor, habría sido más correcto que el torpe –o quizá no- Iñaki Vicandi, colegiado vasco obsesionado con hacerse un buen nombre en los ‘madriles’ a costa del Barça, se hubiera ahorrado la expulsión del técnico del Betis, total para insistir en dar coces no hace falta estar en el banquillo, y las tarjetas las hubiera administrado adecuadamente contra la violencia del rival del Barça.

DONDE LAS DAN...

El caso es que al Betis le dieron de su propia medicina en el primer gol, el menos ingenioso de cuantos haya marcado este Barça y a la altura de la estulticia y rústica táctica del dichoso Mel. Balón al interior del área al que Messi intenta llegar cuando el portero, saliendo a destiempo o con la grotesca intención de atropellarlo, deja planchado al argentino.

El colegiado interpreta penalti, que siendo o no compensaba su ruinosa actuación por haber dejado al Betis con once, finalmente transformado por Westermann en propia puerta. Sí, así como suena, pero antes, hubo un cómico resbalón de Neymar, balón al poste y faltita de Rakitic, alevosa y sevillista como se le exige a un sanchezpizjuanista, sobre el defensa bético que es quien acabó sentenciando el partido con el 1-0.

Como el enemigo se lo había jugado todo a una carta, a la vietnamita, el resto del partido ya no tuvo más historia. Messi y Neymar sólo necesitaron una jugada para desmontar la defensa contraria y establecer el 2-0, al que siguió una oportunidad de oro de Suárez, desperdiciada, y otra del mismo uruguayo que sentenció con el 3-0.

MÁS Y MÁS

Lo poco que el Betis se estiró después sirvió sólo para desnudarse aún más y, como siempre, convertir al portero rival en el mejor de su equipo a remates de Neymar, Messi y Suárez en busca de mejorar el récord de goles en un año, arrebatado esta noche al Madrid de pasada que reforzaban el liderato barcelonista, indiscutible.

Pudo ser una lluvia de goles con el Tridente desatado y el público finalmente disfrutando por lo que había pagado, por un partido secuestrado entre un Betis sin arte y menos gracia con la complicidad del nefasto colegiado. Once contra once y fútbol contra fútbol la diferencia resultó abismal. Que no se inventen injusticias fuera del Bernabéu.

Crónica publicada por Francesc Perearnau, MD.com
















































Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es
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