Girona 4 - Barça 2 (4-5-2024)

Un histórico SuperGirona ya es de Champions tras triturar al Barça
 
El equipo azulgrana controlaba el partido en la segunda parte pero lo tiró en diez minutos por errores individuales
 
La remontada en Montilivi, festejada por una grada entregada, supone también el título de LaLiga matemático para el Real Madrid

En una actuación incomprensible, en otra goleada en contra difícil de descifrar, el Barça regaló el segundo puesto de LaLiga a un histórico Girona con cara de Champions League, entusiasmado con jugar la Supercopa de Arabia Saudí y capaz de exhibirse remontando. El equipo de Xavi, además, sirvió en bandeja el alirón liguero al Real Madrid, aunque era cuestión de tiempo. Fue un 4-2, como en la primera vuelta, pero el marcador pudo ser más abultado si no es por Ter Stegen y por Koundé.

Una nueva pájara, una de esas que ya se habían visto demasiadas veces, condenó a los azulgrana en la segunda parte. Míchel movió piezas, con Portu como director de la juerga, y el Girona noqueó a un Barça desconocido y derrumbado de repente. En la lona, aturdido, no supo cómo levantarse, dejando que Montilivi fuera una fiesta. El estadio, viejo pero resistente, retumbaba y las banderas se movían al viento con la luz del sol marchándose a un simbólico ocaso. El consuelo de los culés es que hay tiempo para corregir.

El volcánico reto de asegurarse el segundo puesto propició dos onces de marcado perfil Champions League. Míchel salió con lo mejor, con el retoque de Tsygankov por Yan Couto, y Xavi repitió las últimas apuestas, sin tampoco entregar esta vez la titularidad a Pedri. Fermín le ganó de nuevo la partida. No hubo momentos de indolencia general, ni de especulación, ni tiempo para un temor fundado. El primero en golpear fue el Barça. Un balón picado por Lamine le sirvió a Chistensen para, en pisadas ofensivas, batir a Gazzaniga de un disparo raso y colocado. Sólo se habían disputado tres minutos. Sin tiempo para celebrarlo, para asimilar el éxito momentáneo, el Girona replicó con un centro de Miguel y un nuevo remate de Pichichi de Dovbyk, con Araujo llevándose todas las miradas. El ucraniano levanta un saco con 20 goles por algo, por ser casi siempre el más listo del Girona. El partido empezaba de nuevo en empate pero a los cinco minutos de iniciado.

Los de Míchel aparentaban ser un equipo rocoso, trabajado hasta en los momentos más críticos, mientras el Barça exhibía fiabilidad posicional y control de balón, aleccionando sobre cómo espabilarse con el balón. Bajo la consigna de presionar jugador a jugador, el Barça se sentía cómodo y ofensivo. Fruto de su insistencia, Sergi Roberto lo probó pero el chut con el interior del pie salió desviado. El posterior cabezazo de Christensen, de nuevo en el segundo palo, se fue fuera por poco. La declaración de intenciones de los azulgrana no era un farol.

En la banda izquierda se generaba el peligro azulgrana pero por la derecha se evidenciaba la calidad con duelos individuales que echaban chispas. Lamine se imponía, Savinho se dejaba ver por velocidad y Koundé corregía con la sutiliza de un tipo experimentado. El Barça tiene tiempo para arrebatarle el segundo puesto, claro. Hay cuatro jornadas en juego pero así no irá muy lejos en Europa.

El dominio era del Barça y el Girona se defendía. No siempre. Antes de la media hora, Savinho sometía otra vez a Koundé, que contó con el favor arbitral abortando e invalidando una incursión con aroma de gol. Al equipo de Xavi sólo se le resistía el gol. Un nuevo centro de Cancelo lo remataba fuera Gündogan. El Barça escribía una de sus mejores actuaciones.

La persistencia azulgrana encontró premio de nuevo. Una cruz en diagonal de Lamine Yamal acabó con el canterano rodando por la hierba por una entrada de Miguel. El colegiado Hernández Hernández no señaló ni falta pero rectificó después de visionar la jugada en el VAR. Lewandowski anotó la pena máxima con su habitual saltito. Su gol 17 que le acercaba a Dovbyk, con Bellingham por delante aún.

Pese al domino del escenario del Barça, el Girona salió en la reanudación con el atrevimiento con el que se ha paseado esta temporada.  Ni le intimidaba la aparente superioridad de los azulgrana ni las consecuencias del marcador. Condicionaba tanto que los culés acababan perdiendo balones de manera incomprensible. En la banda, Xavi no entendía qué estaba sucediendo y advertía al guion que estaba cerca de romperse. 

Sin el ritmo ya de la primera parte pero con posesiones más largas, Lamine Yamal, primero con disparo débil, y Cancelo con otro algo más fuerte recordaban a los locales que habían venido a ganar. Gündogan, desde la frontal del área, también daba un toque de atención.

Y cuando más incómodo se sentía y menos fluía su juego, Michel retocó el once y la entrada de Portu, en el primer balón que tocaba, equilibraba de nuevo el marcador. No solo eso sino que en la siguiente jugada, a los dos minutos, el Girona se agigantó hasta convertirse en equipo de Champions. Un error de Sergio Roberto encendió la grada. El 3-2 de Portu, con la colaboración de Koundé, era una sonada bofetada a la moral azulgrana. En Madrid se frotaban las manos pensando en el alirón.

Por los cambios o por estimulación propia, al Girona le bastaron diez minutos para tumbar al Barça. Propulsado por la victoria momentánea, un centro desde la derecha lo empalmaba a la red para desespero de Ter Stegen que no entendía nada. Como en la primera vuelta, un 4-2 que dolía mucho. Con un cuarto de hora por delante, con el Girona venido arriba, el Barça trató de maquillar.

De un partido controlado, el Barça pasó a una actuación desastrosa, incomprensible y difícil de descifrar. Suerte que Ter Stegen mantuvo sus dosis de inspiración y Koundé se puso bajo palos para achicar algún balón. Nada más sucedió hasta que el himno del Girona se escuchó por los altavoces y el desenfreno se desató por la grada.

Crónica publicada por Gabriel Sans, MD.com

RESUMEN Y GOLES

TE LO CANTA ALFREDO





























































Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es

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