Bastaba un empate para que el Barcelona estuviese en octavos de final de la Champions matemáticamente, pendiente sólo de asegurar el primer lugar. No fue así. El equipo de Xavi falló estrepitosamente en Hamburgo ante el Shakhtar, que de repente se ve con opciones de seguir adelante en la competición. Un gol del armario Diskan en el primer tiempo puso las cosas cuesta arriba y, pese a la mejora del Barcelona con los cambios, la reacción final fue insuficiente, sin crear ocasiones realmente claras para remontar.
Otra vez el equipo jugó un primer tiempo gris, decepcionante, y otra vez mejoró al final, con la entrada de Pedri, junto a otros compañeros. Pero no bastó. Un equipo obtuso durante una hora de partido y una reacción final insuficiente ante un rival entusiasta y bien trabajado, que ya había enseñado las uñas en Montjuïc y que poco a poco se vio con fuerzas de buscar la campanada.
Resbalando en un campo en mal estado que parecía una pista de hielo, un Barcelona con algunos cambios en el once tuvo posesiones tan largas como infructuosas, hasta que el Shakhtar, que paulatinamente fue perdiendo el temor, se vio con fuerzas para incomodar a Ter Stegen.
Jugaron Marcos Alonso, Oriol Romeu, Christensen, Raphinha y Ferran como novedades respecto al once de San Sebastián. El equipo volvió a un 4-3-3 con Raphinha-Lewandowski-Ferran como tripleta de ataque. Una tripleta que en todo el primer tiempo no generó ninguna oportunidad clara de gol. Media ocasión, si acaso, en un pase interior muy apurado de Gündogan a Lewandowski, al que se adelantó el meta Riznyk. No jugó de entrada Pedri, tampoco Fermín. Se echó en falta luicidez en los metros finales.
Ataques sin garra
Al Barcelona le faltaba sacar productividad a sus posesiones. Empezó controlando, pero con cierta parsimonia. Cancelo, que fue un compendio de pérdidas y malos pases, jugó de lateral, pero se situaba como mediocentro junto a Gündogan en jugadas de ataque. No funcionó el plan, que al descanso se vio muy claramente que requiría una revisión.
Mientras el Barcelona no arrancaba, el Shakhtar iba creciendo en convicción. Había comenzado buscando la espalda de los defensas con pases largos, uno de los cuales estuvo a punto de dar resultado: pase de Rakitskiy hacia Matriyenko, que ganó la espalda a Cancelo y encaró a Ter Stegen. El meta rechazó tras aguantar la posición.
A los intentos locales habían respondido al principio Araujo y Christensen con buenas correcciones. Pero, a poco del descanso, un cambio de orientación de Sudakov encontró la subida del lateral derecho, el impronunciable Gocholeishvilli, sin ninguna oposición puesto que el extremo y el lateral de aquella banda estaban Dios sabe dónde. Centró y remató de cabeza, en suspensión, Sikan, tras ganar la posición a Christensen. Lentamente, como en una pesadilla, el balón hizo una parábola y se metió en la portería.
Recién iniciado el segundo tiempo, el mismo lateral entró solo, ganó a Marcos en la carrera y chutó. Salvó Ter Stegen. El Barcelona aceleraba el ritmo e intentaba presionar alto, pero una transición acabó con pase interior de Zubkov a Sikan, cuyo remate fue salvado por el meta alemán salvó otra vez, por segunda vez en el primer cuarto de hora del segundo tiempo, que debía marcar la reacción azulgrana.
Inmediatamente, ¡cuádruple cambio!, como si de un partido de basket se tratase. Y, de forma automática, incursión de Lamine Yamal que generó el primer lío en el área del Shakhtar, con remate de cabeza de Gavi. Flojito, pero remate entre palos al fin y al cabo. El primero en todo el partido. También el último.
Sin duda, el Barcelona mejoró con los cambios. Un poquito. Pedri puso ideas; Balde, energía; Lamine y Joao Félix, determinación. El Barcelona, sin embargo, ya jugaba contra el reloj y el Shakhtar empezaba a emplear todo tipo de argucias para perder tiempo. Un fuera de juego en el arranque de Nazaryna evitó el bochorno de un segundo gol en los minutos finales.
Crónica publicada por Joan Poquí, MD.com
Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es
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