El tren de Wembley arranca con fiesta
Muy mal tendrían que ponerse las cosas para que el Barcelona vuelva esta temporada a aparecer, aunque sea fugazmente, por la Europa League. El himno de la Champions, abucheado esta vez en Montjuïc por la ‘gent blaugrana’, muy dolida con la UEFA, ha regresado y existe la fundada ilusión de que sea para quedarse. El Barcelona inició su camino por una nueva edición de la máxima competición con el paso y el pulso firmes, con un juego cada vez más consistente y con el potencial ofensivo plenamente desplegado. Y ese camino que empezó en un Montjuïc eufórico, sin metro, finaliza esta vez cerca de la estación ‘Wembley Park’ de la Metroplitan Line de Londres. Un magnífico augurio para aspirar a que el Barcelona pueda reconciliarse por fin con la Champions. La fiesta de Montjuïc, con un 5-0 inapelable al modesto Amberes, fue el segundo augurio.
Incuestionablemente, Joao Felix ha caído de pie. El luso está dispuesto a aprovechar esta bola extra que le ha dado el fútbol europeo para esquivar el mundo saudí a través de su eficiente agente y de la necesidad del Barcelona para ganar pólvora delante. El portugués abrió la lata con otra acción de gran clase, asistió a Lewandowski, con el que se entiende a la perfección, en el segundo gol, marcó otro y, sobre todo, participó en el juego del equipo, al que se ajusta como un guante, aparentemente. Un centro de Raphinha acabó en autogol para el 3-0, Gavi marcó un golazo y Joao Félix cerró su doblete con un cabezazo a centro de Raphinha.
Desde luego, hay motivos para ilusionarse. Aparte del factor Wembley y del muy buen partido del Barcelona, ahí va otro buen augurio: el único precedente entre el Barcelona y el Amberes, debutante en Champions en Montjuïc, acabó con título internacional para los azulgranas. El conjunto barcelonista eliminó al belga en segunda ronda de la Copa de Ferias de la temporada 65-66, una competición predecesora de la UEFA pero que organizaba la FIFA, y ganó la final a doble partido al Zaragoza.
Total dominio
Tuvo el partido en su poder en todo el momento el Barcelona, con estos ingredientes: mucha movilidad de sus piezas, buena circulación de balón, los centrales (cada vez más consolidados Koundé y Christensen) atentos a cualquier susto, mucho juego interior a través de Gündogan o de las apariciones de Cancelo, Joao Félix o Raphinha, y gran efectividad. Lewandowski, combinativo y presto al remate en su paulatino reencuentro con el gol. Frenkie de Jong se insertaba entre los centrales a la hora de la creación, siempre preparado para salir a romper líneas. Oriol Romeu descansó de inicio y el neerlandés salió como mediocentro en el 4-3-3 de Xavi, con Joao Félix por la izquierda y Raphinha por la derecha en lugar de Ferran.
Hay que reconocerle al Amberes que se plantó en el Estadi Olímpic Lluís Companys con vocación de equipo competente. Lejos de poner el autocar en su área, el equipo de Van Bommel quiso agradar e incluso protagonizó una posesión larguísima jaleada con ‘olés’ por los varios miles de fieles llenaban la segunda grada del Gol Sud de Montjuïc. Ahí se ubicarán las aficiones rivales en partidos de Champions. Tenían ganas de divertirse y seguro que se lo habrán pasado pipa en Barcelona. Pero en lo referente a lo futbolístico la alegría duró apenas diez minutos. Vayan regresando a Flandes.
El Amberes quiso, pero no pudo. No contaban los flamencos con un Barcelona tan consistente ni con el factor Joao Félix, que abrió la lata frente al Betis y volvió a hacerlo ante el Amberes. Ya empezaba el Barcelona a apretar a los belgas hacia su portería cuando el portugués recibió en la frontal de Gündogan tras una combinación con Lewandowski. Recortó a Alderweireld con la izquierda y ajustó por debajo de las piernas del zaguero un balón que se coló, pegado al poste derecho.
Gran gol y lata abierta. En pocos minutos, el Barcelona desató todo su juego ofensivo y noqueó al Amberes. Una gran apertura de Frenkie a Joao Félix a la izquierda terminó en centro medido para un remate inapelable de Lewandowski en el segundo palo. Estaba en la lona el conjunto de Van Bommel cuando Raphinha, moviéndose por la izquierda pese a que era teórico extremo derecho, interrumpió un avance de Balde y lanzó un centro que rebotó en el hombro del lateral Bataille y entró, con una gran parábola, en la portería belga por la escuadra opuesta.
Al inicio del segundo tiempo, Montjuïc era una auténtica fiesta, con la afición entregada. Una jugada de Cancelo por la derecha derivó en un control de Raphinha y un rechace de la zaga que recogió Gavi y mandó un zurdazo inapelable que se coló por la escuadra.
Poco pudo hacer el meta Butez en esta acción, que sin embargo en el segundo tiempo evitó que la paliza fuese épica. No pudo hacer nada en la jugada en la que Raphinha se fue de su marcador y centró al segundo palo para que Joao Félix marcase otro golazo, esta vez de cabeza, justo antes de que ambos dejasen sus puestos a Lamine Yamal, que pudo unirse al festival pero remató sin ángulo un buen pase de Lewandowski y poco después se emborrachó de balón, y Ferran Torres. No llegó el sexto de milagro en dos acciones de Lewandowski.
Crónica publicada por Joan Poquí, MD.com
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