Rápidamente, no habían pasado aún seis minutos de partido, el Rayo puso el partido patas arriba, pese a un Barcelona aplicadito pero poco intenso en los primeros minutos. Pese a que tenía muy poco espacio para maniobrar, Isi Palazón superó en la banda derecha la presión de Jordi Alba, su marcador, y de todos los que acudían en su ayuda. Marchó de fuera a dentro e hizo un cambio de juego con la izquierda para la llegada de Álvaro en diagonal desde la otra banda. En su desmarque, Álvaro ganó la espalda a Dest, que recuperó la posición pero no pudo evitar el chut del jugador rayista, que entró ajustado al poste.
Un Barça espeso
Aunque un Frenkie de Jong nervioso, que perdió muchos balones, se ganó tímidos pitos al inicio, un cabezazo suyo forzó un despeje con el pie de Dimitrevski en la mejor ocasión del Barcelona en una reacción más enérgica que cerebral en busca del empate. Había rematado Araujo a manos del meta en la primera etapa del choque y, casi a continuación del cabezazo de Frenkie, un chut desde fuera del área de Ferran se perdió rozando la cruceta.
Dembélé puso electricidad y dio trabajo a Fran García, aunque no acababa las jugadas con éxito. Desordenadamente, es cierto, pero el Barcelona trató de reaccionar y empujó al Rayo a su área. Xavi reclamó airadamente un penalti a Gavi, que el señor árbitro no consideró falta, y el conjunto barcelonista imprimió más ritmo al partido en busca de un empate que se resistía y que puso caer en una salida nerviosa de balón del Rayo que acabó en una serie de remates, pérdidas y malos rechaces, finalmente sin consecuencias.
Un chut de Gavi al palo pudo suponer el empate a poco del descanso; también el remate posterior de Ferran, que entró pero el valenciano estaba en fuera de juego. El señor colegiado acabó de encrespar al Camp Nou cuando le perdonó una tarjeta clarísima al central Catena, que interrumpió en falta no clara sino lo siguiente en la frontal del área una internada de Dembélé, que había puesto la directa. Otra calamidad de arbitraje. Qué cruz. No acertó ni una. Cosió a faltas inexistentes a Gavi y contribuyó a arruinar la noche de Frenkie permitiendo todo tipo de patadas sobre el neerlandés.
Rondaba poco el gol la portería de Dimitrevski, esa es la verdad. Un chut lejano de Jordi Alba y las acciones eléctricas de Dembélé, que seguía a lo suyo, buscando romper por bandas, inquietaron al Rayo antes de los cambios: De Jong fue el gran señalado con su sustitución por Nico y marchó desanimado tras un partido flojo, muy flojo. Como el de Ferran, también sustituido.
Xavi sacude el equipo
Aubameyang, tras un flojo partido, dejó su puesto a Luuk de Jong con veinte minutos por jugar, en el plan B del Barcelona, ya con Memphis en el campo y con tres defensas: Araujo, Lenglet y Alba. 3-4-3, con Adama y Dembélé como extremos puros, cuando el Rayo ya perdía todo el tiempo del mundo.
Subió el ritmo el Barcelona, con las acciones de Memphis, que situado entre líneas lanzó un gran chut que Dimitrevski envió a córner; generó después una internada por la izquierda. Fue entonces cuando Nico entró en el área, iba a rematar y fue derribado por la espalda por Catena. Penalti que el árbitro se comió de forma inexplicable, salvo que estuviese en fuera de juego, cosa que no señaló. Pasó de todo hasta el final, con el Rayo pidiendo la hora en los once minutos de alargue. Poco para lo mucho que hubo. Pathé Cis salvó bajo palos una volea de Dembélé en el último suspiro y la Champions se complica. De LaLiga ya mejor ni hablar.
Crónica publicada por Joan Poquí, MD.com
Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es
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