La falta de extremos fue resuelta por Xavi Hernández dejando toda la banda izquierda para Jordi Alba. Gavi, el teórico extremo izquierdo, entraba hacia dentro en ataque y se situaba como interior. Un sistema no muy distinto al de Koeman la pasada temporada. En defensa, la posición avanzada de Alba obligaba a un esfuerzo de la defensa de tres contra tres, que resolvieron con mucha concentración y con la potencia en la corrección de un colosal Araujo, en posición de lateral derecho. Y por la derecha, la apuesta fue Demir, que salió con ganas de aprovechar esta oportunidad tras semanas de ostracismo.
Aunque es cierto que faltó lucidez en la definición, el planteamiento dio resultado en una primera media hora muy brillante del Barça. Y además, con protagonismo de los dos alas: de Demir fue la primera ocasión en un remate cruzado que salió a córner y de Alba una muy clara, al recibir un pase al espacio de Nico en una rápida transición del Barça. Rechazó el meta.
El mejor Barça
Entre ambas acciones, un chut lejano de Memphis y un sprint del neerlandés de cuarenta metros pese a que estaba en fuera de juego, además de un disparo de Araujo en una transición generada por él mismo, ilustraron un arranque eléctrico del Barça, con ritmo y buena circulación. La presión sobre los intentos de salida del Benfica dieron al Barça mucho oxígeno, oxígeno muy valioso. Presión feroz de Gavi, Nico y Busquets, sobre todo, que generaban las ocasiones arriba de Demir y Memphis. Otra transición de Araujo tras recuperación de él mismo salió fuera.
El Benfica aguantó ese chaparrón como pudo. Una falta en un error de Lenglet generó la acción que los despertó: lanzamiento ensayado hacia Yaremchuk, que remató mal pese a estar solo en el área. Ya había faltado un remate tras pérdida de Ter Stegen en la salida al principio y el meta alemán le sacó con la rodilla un remate de cabeza desde el área pequeña. Casi inmediatamente, Otamendi remató a gol un balón rechazado en el área que, sin embargo, había salido del campo en el lanzamiento de saque de esquina.
El gol anulado enfrió la reacción lusa y como epílogo de un primer tiempo muy bien trabajado por el Barça Demir mandó un balón a la cruceta del poste con la izquierda desde la parte derecha. En la segunda parte el Benfica, como si fuera plenamente consciente de las bajadas del Barça, adelantó líneas y fue a buscar al conjunto azulgrana, que sin embargo ya no tenía la claridad de ideas ni la chispa del principio, con Demir y Memphis fundiéndose poco a poco. Y ahí surgió Dembélé.
Si en la defensa del Barça Araujo fue un titán, en la del Benfica el coloso fue Otamendi, que quitó un remate a Memphis casi cantado después de que el neerlandés, tras una rápida carrera con un pase al espacio de Gavi, recortase a Vertonghen. También hubo dos revulsivos, uno por bando: en el Benfica, Darwin, que en su primera acción ya obligó a Piqué a dejarse el resuello en una transición; por el Barça, Dembélé, que aceleró al Barça, dio vitaminas al Camp Nou y nada más salir centró un balón que De Jong cabeceó, obligando al meta a lucirse de nuevo.
El efecto Dembélé volvió a pintar el partido de blaugrana. Un centro suyo fue despejado a córner por Otamendi cuando buscaba un remate. Poco después, golazo de Araujo que hacía estallar el Camp Nou, para completar una gran actuación... pero en fuera de juego. ¡Choffff! Y además, se lesionó en el remate. Ni así el Barça se rindió y fue a por todo en el descuento. Corriendo riesgos, eso sí.
Con el Benfica perdiendo tiempo, Dembélé apretando y Otamendi achicando
balones, Piqué tuvo un remate que salió fuera por muy poco. Y Seferovic,
en una contra, perdonó increíblemente en un final de correcalles.
Fuente fotos: www.laopiniondemalaga.es
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