3-1: El FC Barcelona juega media hora y desaparece
El Barça no superó el examen del Bernabéu, el segundo de la temporada de cierta enjundia si se suma al test europeo de París. El equipo azulgrana viene dando la talla y dejando su marcador a cero ante rivales menores, pero el Clásico, aun empezándolo bien, le vino grande. Hay mucho por hacer, el plan de juego se intuye pero no está todavía claro. Delante sobra pólvora pero el Barça, cuando pierde las furezas, no es todavía un colectivo. Llegó al descanso entero, pero se deshizo de forma alarmante en la segunda mitad. Sin fútbol y sin fe, superado por un rival que tembló al principio con la irrupción del tridente azulgrana, pero que acabó sobrado, con tiempo para hacer tres cambios de cara a la galería: ovaciones para Isco, Benzema y Modric. Demasiada facilidad por tratarse de un Clásico. El consuelo azulgrana, insuficiente, seguir un punto por encima de los de Ancelotti en la Liga.
¿Hizo bien Luis Enrique en alinear a tridente de salida? A los tres minutos la respuesta era sí. Arrancada de Messi desde el centro del campo, Luis Suárez que la recoge por la derecha, cambio de orientación de este hacia Neymar y el brasileño que se va centrando sin oposición hasta encontrar hueco y definir limpiamente desde la frontal del área a la base del poste. El gol confirmó otras dos cosas: que el Barça iba a por el partido y que el Madrid, sin un mediocentro de contención, no defiende como antes.
Los blancos trataron de reaccionar de inmediato y en ataque, en eso no han cambiado ni cambiarán, fueron la amenaza de siempre. Benzema fue quien más se acercó al empate, en especial en un doble remate, primero de cabeza al travesaño, y después alto delante de Bravo. Pero el impulso blanco fue menguando a medida que el Barça confirmaba su apuesta valiente, comandada por tres tipos, Suárez, Messi y Neymar, que son tres peligros andantes.
El 0-2 estuvo en esa fase muy cerca, sobre todo en un preciso pase del uruguayo al argentino que Casillas salvó milagrosamente. Las dudas del Madrid, que está en plena metamorfosis y pretende ser ahora un equipo más pelotero, se hicieron evidentes. Sus jugones no se atrevían a tirar hacia delante por miedo a la tripleta azulgrana, pero les salvó un desajuste defensivo que liberó a Marcelo, desastroso atrás pero incisivo en ataque, para centrar. Alves careció de ayudas, su compatriota centró y Piqué, en plena caída, la sacó con la mano. Penalti que transformó Cristiano y punto y final del récord de imbatibilidad de Bravo. Pena máxima para él.
Al descanso se llegaba con un marcador un tanto engañoso y con un dato raro por inusual: el Barça se retiraba al vestuario con amarillas para Piqué (normal), Messi, Neymar e Iniesta por faltas. El Barça, en defensa, era agresivo, pero a ratos demasiado desordenado. Atacaba mejor que defendía.
El Barça entró al revés al campo en el segundo tiempo. El Madrid salió convencido y el equipo de Luis Enrique se partió en dos, literal y metafóricamente. El balón no pasó por Xavi ni por asomo, los de arriba dejaron de colaborar sin balón y atrás entró el desconcierto. Los blancos no perdonaron. Demasiadas facilidades como para no hacerlo. El 2-1 fue de Pepe al cabecear un córner botado por Kroos más solo que la una. Entró Rakitic por Xavi y sin tiempo para que el croata se asentara, llegó el 3-1 de forma cruel: carrera de 30 metros de Iniesta hacia atrás con Isco de perseguidor, Mascherano que sale al corte y Andrés que le hace un autopase a su compañero. Isco se queda con el balón y genera un contragolpe eléctrico merengue que acaba con gol de Benzema, el mejor del partido.
Luis Enrique hizo entrar a Pedro por Luis Suárez por voluntad propia y a Sergi Roberto forzado por la lesión de Iniesta pero el Barça, con Messi y Neymar desaparecidos, ya no tenía baterías. Su primera parte fue esperanzadora, la segunda para olvidar.
Crónica publicada por Joan Josep Pallàs, MD.com
Fuente fotos: www.mundodeportivo.com y www.laopiniondemalaga.es
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