Aunque no fue rival en el marcador, el Viktoria se mostró contestatario abortando la supremacía catalana. Envalentonados, los checos lo fueron probando de todas las formas. A balón parado con un cabezazo del gigante Chory al travesaño, aprovechando una pérdida de balón de Pablo Torre que enmendó Iñaki Peña rechazando un chut de Kalvach y con diversos disparos desde la frontal del área de Ndiaye. Movía el balón y generaba peligro de la nada. Mientras, el Barça se conformaba con dar la sensación, sólo la sensación de ser mejor. Que con poco podía hacer daño. Una pájara peligrosa.
El panorama se ponía extrañamente crudo y Gavi se lo tomaba con seriedad y una agresividad que le costó una amarilla. Fruto de su ímpetu, empujó al Barça hacia el segundo gol con conducción de Raphinha, asistencia de cabeza de Alba y un remate, esta vez sí, inapelable de Ferran Torres. Un tanto que tardó en celebrar hasta que el VAR y el sistema de detección de la UEFA lo validó. Con lo justo, los de Xavi se fueron al descanso con el partido controlado y ventaja de 0-2.
El Barça no había aprendido de la lección de la primera parte, cuando diversos fallos individuales dieron licencia al Viktoria para intimidar. La descoordinación en una falta entre Marcos Alonso y Piqué obligó a Pablo Torre a tumbar a Chory. Penalti sin debates y gol del mismo delantero. Suerte que la reacción fue inmediata gracias al entendimiento entre Raphinha y Ferran Torres que, con croquetas incluidas, dibujaron una combinación majestuosa. Era el 1-3, suficiente para no sufrir hasta el final. Otro error.
Lejos de atemorizarse, el Viktoria siguió poniendo a prueba al Barça con galopadas por la banda con mucho sentido. La inspiración de Iñaki Peña repeliendo otro disparo sirvió de muy poco. Al segundo centro por la izquierda, Chory remató de cabeza a gol. El 2-3 evidenciaba que en Europa al Barça no le alcanzaba. !2 goles en contra son demasiados, muchos para un equipo con aspiraciones siempre altas. El Viktoria, el peor equipo de esta fase de grupos, ha encajado 23.
Y en este partido de subidas y bajadas, como una montaña rusa inacabable y lesión de Kessie, el Barça volvió a marcar con otra asistencia de Raphinha, uno d elos destacados que facilitó el primer tanto de Pablo Torre como azulgrana. Todo parecía acabado pero el Viktoria no se rindió nunca. Un balón al palo disparado por Jirka devolvió al Barça a la realidad. Los últimos minutos fueron para olvidar.
Crónica publicada por Gabriel Sans, MD.com
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