2-2: Messi y Villa no arreglan una defensa 'Patosa'
Entre Anoeta y el Camp Nou el Barça lleva encajados cuatros goles en cuatro despistes
Bastaron sólo 25 segundos en los que el Barça no fue el Barça para ser penalizado con un gol que ya pudo cambiar el signo del partido. No porque el equipo azulgrana fuera a redistribuir sus fuerzas ni transformar sus hábitos futbolísticos tras encajar el 0-1, pero sí para concederle al Milan alas en el contragolpe y la posibilidad de jugar con la presión que el marcador le ponía al Barça. Sin embargo, ni Guardiola ni los jugadores cayeron en esa trampa. Por ‘Patosa’ que estuviera la defensa azulgrana en ese despiste general que permitió a Pato plantarse delante de Valdés y batirlo, el equipo trató de no precipitarse y, al contrario de lo que quería el Milan, administrar el tiempo de forma que jugase a su favor. Le quedaban minutos de sobra para darle la vuelta.
En la primera parte, apenas se registró otro contragolpe del Milan en un recital de control y de ataque barcelonista frente a un rival que, sin ningún rubor, renunció enseguida a cualquier posibilidad de marcar el segundo, dedicado íntegramente y sin éxito a frenar al rodillo azulgrana. Leo Messi volvió loca a la defensa italiana con su extraordinario talento para romperla por todas partes, por el centro y por los lados, cruzando el área y ejecutando una soberbia falta al poste que presagiaba la llegada del gol.
Venía avisando Leo y finalmente, en el minuto 35, entró por la derecha del área sorteando defensas y haciéndole un ‘por fuera’ que diría Jorge Lorenzo a Abate para cruzarla suave y sin ninguna posibilidad de que Abiati interceptara el pase. Fue Pedro el que empujó el balón, siempre atento y rápido, pero quien fraguó otra jugada imposible fue una vez más el crack argentino, que camina imparable hacia su tercer Balón de Oro.
El gol no cambió el guión de un partido que claramente se decantaba para el Barça. Pero sí proyecto una indiscutible superioridad del campeón de la Champions y la sensación de que sólo era cuestión de tiempo que llegara el segundo. Los ataques azulgrana ganaron a cada minuto en precisión y proximidad a la puerta italiana y ni el descanso interrumpió ya ese plano secuencia de exhibición barcelonista.
Villa (min. 50) quiso remediar con un golazo el error del sábado en Anoeta y se pidió una falta que vio muy clara, echando a un lado a Messi y Xavi. La ejecución perfecta de ese disparo directo debió sentenciar el partido, pues el 2-1 sólo reflejaba en corto el dominio del único equipo que realmente puso el fútbol a disposición del espectáculo. Pero el fútbol no entiende de ocasiones sino de goles y mientras el Barça no pudo concretar el tercer gol, otro desliz defensivo en un córner en el último minuto permitió al Milan llevarse un punto y poner el grupo uno poco patas arriba. Demasiado castigo para el Barça, que lleva en dos partidos cuatros despistes atrás y cuatro goles recibidos. Algo, aunque sea poco, habrá que tocar en la disposición defensiva.
Crónica publicada por Francesc Perearnau MD.es (13/09/2011)
Entre Anoeta y el Camp Nou el Barça lleva encajados cuatros goles en cuatro despistes
Bastaron sólo 25 segundos en los que el Barça no fue el Barça para ser penalizado con un gol que ya pudo cambiar el signo del partido. No porque el equipo azulgrana fuera a redistribuir sus fuerzas ni transformar sus hábitos futbolísticos tras encajar el 0-1, pero sí para concederle al Milan alas en el contragolpe y la posibilidad de jugar con la presión que el marcador le ponía al Barça. Sin embargo, ni Guardiola ni los jugadores cayeron en esa trampa. Por ‘Patosa’ que estuviera la defensa azulgrana en ese despiste general que permitió a Pato plantarse delante de Valdés y batirlo, el equipo trató de no precipitarse y, al contrario de lo que quería el Milan, administrar el tiempo de forma que jugase a su favor. Le quedaban minutos de sobra para darle la vuelta.
En la primera parte, apenas se registró otro contragolpe del Milan en un recital de control y de ataque barcelonista frente a un rival que, sin ningún rubor, renunció enseguida a cualquier posibilidad de marcar el segundo, dedicado íntegramente y sin éxito a frenar al rodillo azulgrana. Leo Messi volvió loca a la defensa italiana con su extraordinario talento para romperla por todas partes, por el centro y por los lados, cruzando el área y ejecutando una soberbia falta al poste que presagiaba la llegada del gol.
Venía avisando Leo y finalmente, en el minuto 35, entró por la derecha del área sorteando defensas y haciéndole un ‘por fuera’ que diría Jorge Lorenzo a Abate para cruzarla suave y sin ninguna posibilidad de que Abiati interceptara el pase. Fue Pedro el que empujó el balón, siempre atento y rápido, pero quien fraguó otra jugada imposible fue una vez más el crack argentino, que camina imparable hacia su tercer Balón de Oro.
El gol no cambió el guión de un partido que claramente se decantaba para el Barça. Pero sí proyecto una indiscutible superioridad del campeón de la Champions y la sensación de que sólo era cuestión de tiempo que llegara el segundo. Los ataques azulgrana ganaron a cada minuto en precisión y proximidad a la puerta italiana y ni el descanso interrumpió ya ese plano secuencia de exhibición barcelonista.
Villa (min. 50) quiso remediar con un golazo el error del sábado en Anoeta y se pidió una falta que vio muy clara, echando a un lado a Messi y Xavi. La ejecución perfecta de ese disparo directo debió sentenciar el partido, pues el 2-1 sólo reflejaba en corto el dominio del único equipo que realmente puso el fútbol a disposición del espectáculo. Pero el fútbol no entiende de ocasiones sino de goles y mientras el Barça no pudo concretar el tercer gol, otro desliz defensivo en un córner en el último minuto permitió al Milan llevarse un punto y poner el grupo uno poco patas arriba. Demasiado castigo para el Barça, que lleva en dos partidos cuatros despistes atrás y cuatro goles recibidos. Algo, aunque sea poco, habrá que tocar en la disposición defensiva.
Crónica publicada por Francesc Perearnau MD.es (13/09/2011)
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