Carta de Luis Enrique a Carles Puyol Saforcada
Luis Enrique escribe para MD un artículo sobre el adiós de su amigo y capitán azulgrana
Es imposible, con la fuerza que desprenden estos dos apellidos, que
su dueño y protagonista de este artículo no transmita. Es más, se me
viene a la imaginación la estampa de un guerrero, por supuesto melena
salvaje al viento, dotado de una fuerza sobrenatural y con capacidad de
dirigir a sus hordas con tan solo una mirada.
Los inicios de Carles Puyol Saforcada en el primer equipo del FC Barcelona,
no fueron, ni mucho menos fáciles. Años de sequía de títulos. Los
títulos son buenos y tapan carencias en el mundo del fútbol, pero a
veces los fracasos, los errores y los malos resultados sacan de cada uno
ese espíritu indomable e inconformista que te hace mejorar, te rebela
contra la adversidad y te anima a superarte.
Seguro que esos primeros años serán un mal recuerdo para Puyi,
pero le habrán servido para valorar en su gran medida los éxitos
futuros y evitar caer en el conformismo cuando aparecieran los primeros
triunfos… Y digo podría porque, desafortunadamente, no lo puedo
asegurar.
Puyi irrumpió en el vestuario con los
mismos valores que destaca en la vida. Sencillo, humilde, leal, honrado y
sobre todo perfeccionista. En todos los aspectos, el futbolística y el
personal. Mejoró su técnica, que siempre se puede mejorar
independientemente de la edad, quedándose después de los entrenamientos a
golpear de manera repetida el balón con las dos piernas. Mejoró su
físico, ya de por sí excelente, a base de sumarle diferentes
especialidades. Pilates varias veces por semana, gimnasio, estiramientos
y todo ello aderezado con una alimentación espartana.
Su fuerte personalidad le ha hecho ser respetado y admirado por sus
compañeros y rivales. Siempre era el primero en llegar al vestuario y de
los últimos en irse. Su actitud siempre fue de 10 en los
entrenamientos, sin necesidad de decir nada, obligando a todos a dar lo
máximo.
Acortó en cada lesión los tiempos lógicos de recuperación
aún sabiendo que su integridad y físico se verían perjudicados en un
futuro a medio-largo plazo. Ese mismo físico, que ahora en forma de
rodilla maligna, ha acabado con la brillante trayectoria de Puyi en el Barça.
Por Puyi
hablan sus actos y los hechos. Y no las palabras vacías, ni las
promesas incumplidas lanzadas en cualquier sala de prensa antes o
después de un partido. Como aquel día que marcó a Figo, sin darle patadas, y lo anuló; o aquel otro ante el Lokomotiv de Moscú que salvó un gol bajo palos, sirviéndose de su escudo, tras hacer una estirada digna del mejor Víctor Valdés;
o cuando voló en el área rival, plagada de gigantescos alemanes, para
rematar de cabeza con una autoridad brutal y catapultar a la selección a
la final del Mundial; o incluso aquel que se inventó
varias ruletas dignas del mejor y más habilidoso mediapunta... Y mucho
mejor, aquel otro día que decidió hacerse a un lado y ceder todo el
protagonismo a Abidal para que recogiese la siempre anhelada 'orejuda'.
Todos estos actos reflejan lo que ha sido, lo que es y lo que será Puyi.
Un ejemplo que permanecerá en nuestros recuerdos para siempre. Ya se
sabe que éstos pueden llegar a ser tan reales que te permiten
disfrutarlos cuando quieres. Así que, querido GERMANET, tú te vas, pero
nosotros tiraremos de nuestra memoria y nuestros recuerdos para que nos
sigas representando y defendiendo con orgullo.
¡¡¡Siempre Puyi!!! ¡¡¡Siempre capitán!!!
Carta publicada por Luis Enrique Martínez, MD.com
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